Hace 4 años... (Continuación)
Con la mirada un poco perdida desconoció la habitación, acababa de despertar, pero Agoney sabía que ese no era su cuarto. Giró sobre la cama, notándose desnudo, y terminó de despertarse con un quejido al estirarse sobre el colchón. Una melena rubia apareció por la puerta, era una joven, más o menos de su altura, estaba bastante arreglada y parecía tener prisa, pues entró directo a rebuscar algo en el armario con un bolso colgando de su brazo.
—Buenos días —saludó Agoney.
La joven dio un brinco del susto, había entrado tan apresurada que ni siquiera se había dado cuenta de que el moreno había despertado.
—¡Joder, qué susto! Pensaba venir en unos minutos para despertarte. Lo siento, pero tengo que irme y la verdad pensaba que anoche ibas a irte tú solito.
—Era la idea, lo juro, pero caí rendido. —Se incorporó en la cama y buscó su ropa esparcida por la habitación.
—No te preocupes, yo también caí rendida, toma. —Le entregó su camiseta—. Hay café en la cocina, por si te apetece. —Revisó su móvil que acababa de sonar—. Lo lamento, olvida el café, tengo que irme ahora, así que necesito que te des prisa.
—Tranquila, solo deja que me lave la cara al menos. —Se vistió rápidamente y se adentró en el baño, su móvil comenzó a vibrar en su bolsillo así que contesto al ver que era su abuelo—. Hola.
—¿Se puede saber dónde estás? Que tu madre se volverá loca cuando no te vea.
—Lo siento, me he quedado dormido en casa de un amigo, pero ahora voy.
—Ya, de un amigo, y yo soy idiota y me lo creo. —Rio al otro lado de la linea—. Dime dónde estás que voy a buscarte, antes de que tu madre despierte.
—¿Pero qué dices? Si estoy muy lejos, creo.
—Ni siquiera sabes dónde estás, pues preguntale a tu amiga.
—Vale, vale. —El moreno abrió la puerta del baño para llamar a la rubia—. Perdona —se sintió avergonzado al no estar completamente seguro de su nombre—, Paula... —sonó más a pregunta, pero la chica solo asintió.
—Soy Paula, tranquilo.
—¿Dónde se supone que estoy exactamente?
La rubia soltó una carcajada, pero luego le indicó dónde estaba. No era tan lejos como había imaginado, pero igualmente debía tomar un bus o un taxi, porque caminar le tomaría demasiado tiempo.
—¿Dónde estás? —insistió Manu.
—Tomaré un taxi.
—¿Tienes dinero?
—No, pero lo pago en casa.
—Déjalo, en unos minutos vamos a recogerte.
—¿Vamos? —preguntó—. ¿Tú y quién más?
—Tu pingüino, perdón, tu pollito y yo —Agoney escuchó un gruñido y luego una pequeña risa de su abuelo.
—¿Pero qué hacen juntos tan temprano? ¡Es domingo! —Había visto la hora en el móvil y eran las ocho de la mañana.
—Pues que me he despertado y no te he visto. Siempre avisas cuando duermes en otro sitio, y siempre es aquí. Pero anoche no lo hiciste y me preocupé —explicó Manu—. Te he llamado un montón de veces y como no lo cogías, he decidido venir a darle el madrugón al pingüino.
—¿Pero por qué lo molestas? No era para tanto...
—Parece que anoche se quedó sin polvo, porque vaya despertar ha tenido. —Agoney pudo escuchar una vez más el enfado de su mejor amigo, solo pudo reír.
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Confundidos - Ragoney (en Edición)
FanfictionRaoul recuerda cada momento de su vida junto a Agoney, y aunque no fueron su primer beso, ni fueron su primera vez, quizás siempre fueron el primer amor, aunque no supieron verlo.