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Agoney, que ha colocado una almohada detrás de su espalda para estar más cómodo, bebe de su copa mientas juega con los mechones rubios de Raoul. La cabeza de su novio sigue apoyada sobre su pecho, con una mano acaricia el torso del moreno, delineándole las costillas con sus uñas, erizandole la piel, y con su otra mano sostiene la copa de vino que le ha servido.

Llevan sólo un par de minutos así, en silencio, mimándose con cariño, tocando la piel suave y admirando la desnudes del otro.

- Me ha gustado mucho, me ha encantado - dice el rubio.

Está seguro que esa es la duda que lleva dando vueltas por la cabeza de su novio desde hace un rato. Por eso levanta su rostro de su pecho, bebe lo último que queda en su copa antes de dejarla en la mesilla que tienen a su lado y se acerca a su rostro.

- Estaba nervioso - confiesa el canario mirando sus ojos.

- Lo sé - se acerca más y besa sus labios - Pero ha sido perfecto, de verdad, has sido cuidadoso pero por momentos te olvidabas de todo, esta es la prueba - dice pasando su lengua por su labio inferior.

- ¿Te duele? - pregunta con una mueca aunque sea una herida pequeñísima.

- No, me gusta que seas así - siente sus mejillas enrojecerse pero continúa - Me gusta que me cuides, que intentes controlarte pero a vez te dejes llevar.

Comienza a morder su mandíbula y luego baja por su cuello, muerde su nuez suavemente y desciende un poco más hasta su pecho. Siente la mano de Agoney tocando su espalda con fuerza, pellizcando y rasguñando cuando él mete uno de sus pezones a su boca y comienza a dibujar círculos con su lengua.

El de cabello rizado también decide dejar su copa sobre la mesilla y acaricia la nuca de su novio mientras mira como besa, succiona y mordisquea su pezón.

¿Cómo es posible que en menos de un minuto pase de querer abrazarle a querer follarle? Definitivamente Raoul puede conseguir lo que quiera de él, siempre ha sido así, pero pensar en complacerlo de todas las maneras posibles cada vez que tengan intimidad, le vuelve loco.

El rubio abre bien sus piernas, colocándolas a ambos lados de su cuerpo, encajando su culo sobre la entrepierna de su novio que ya está comenzando a despertar.

- Sigues húmedo - gime Agoney cuando lo nota.

Con ambas manos recorre rápido su cuerpo hasta llegar a su trasero, intenta no ser brusco y masajea sus nalgas con gusto, excitándose aún más cuando le escucha gruñir contra su pecho.

- Amo que me toques, Ago - dice antes de atrapar su otro pezón entre sus labios.

Mueve sus caderas contra la erección del moreno y siente cómo su miembro también comienza a despertar. No le sorprende, pensar en tener a Agoney una vez más dentro suyo, le enciende en segundos.

- No te muevas así porque te juro que vuelvo a-

- Es lo que quiero - le interrumpe dejando su pecho y subiendo nuevamente hasta su boca - Quiero hacerlo otra vez.

Agoney mira sus ojos y puede ver el deseo que siente, reflejado en ellos. Es el mismo deseo que invade su cuerpo en ese momento, por eso se lanza a su boca para besarle y lleva una de sus manos hasta su entrada para palpar con sus dedos, comprobando que aún está dilatado.

Dilatado y mojado, por el lubricante, por su saliva y por su semen, es algo que le excita a niveles que desconocía. A pesar de eso, deja de besarle para lamer rápido sus dedos y masajear su entrada dibujando círculos, antes de que Raoul pueda quejarse, mete dos de sus dedos en su culo haciéndole gemir de placer.

Confundidos - Ragoney (en Edición)Where stories live. Discover now