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Mira hacia afuera y se pierde en el cielo nublado que puede ver desde el ventanal. Está recostado en el pequeño sillón que Antonio dejó en el piso e intenta mantenerse despierto porque aunque está agotado, prefiere que la noche llegue y que sus ojos miel se cierren sin problema alguno.

Se esfuerza por no seguir los consejos que Ricky le da a través del móvil, diciéndole que se relaje, que simplemente cierre los ojos y duerma. Raoul lo necesita, él lo sabe y sus amigos también, pero no quiere hacerlo, por eso gira en el sillón, donde sus pies colgaban por el reposa brazos, y se levanta para caminar por el piso.

- Estás tenso, hazte una paja y duérmete unos minutos - aconseja el mallorquín.

- Joder, Ricky no-

- Hazme caso, hazte una paja y luego duérmete, es lo que necesitas.

- ¡No quiero dormir! - dice rápido - N-No puedo dormirme, un familiar de Antonio vendrá a recoger unas cajas - se justifica.

Es una verdad a medias, aunque lo del familiar de Antonio es cierto, la realidad es que necesita dormir y no puede hacerlo, no quiere hacerlo. Escucha una discusión al otro lado del móvil, un cruce de palabras y luego es Javier quien le está hablando.

- Raoul, no le hagas caso a Ricky - dice con un sonoro suspiro.

- No pensaba hacerlo.

- Puedes salir a correr, puedo acompañarte si quieres porque es verdad que tienes que distraerte, pero sobre todo, tienes que dormir - dice firme - Es importante que descanses.

- Lo sé, yo lo intento, pero no siempre puedo - cuenta Raoul mientras se detiene en la puerta de la habitación - ¿Tú no tienes problemas para dormir? - pregunta curioso.

- Ahora no, pero los primeros días sí fueron malos.

- ¿Tan malos como los míos?

Tres semanas han pasado del maldito accidente, tres semanas en las que Raoul no ha podido dormir tranquilo, tres semanas en las que ha extrañado a Agoney a su lado, no sólo como su novio, si no también como su mejor amigo. Son muchos días sin descansar como debería, con la mente sólo en la recuperación del canario, incluso hay días en los que no come de forma adecuada y según Ricky, eso significa que el problema es sumamente grave.

- ¿Nos llamarás si necesitas algo? - pregunta Javier.

- Claro que sí, gracias.

Se despiden y Raoul se mueve hacia el interior de su habitación donde está la cama sin uso, como Agoney y él la dejaron el día que la armaron. Sus sábanas incluso debían tener una capa de polvo, porque aunque pasa la mayoría de las tardes ahí, no se ha atrevido a pasar una noche entera en el piso, en su cama.

Palpa las sábanas que Mireya igualmente ha cambiado el día anterior y siente que le llaman de forma suave, endulzándole el oído para que caiga sobre ella.

- Ojalá pudieras estar aquí, Ago - susurra para él mismo.

Sube a la cama y se encoge sobre ella, se vuelve una bolita pequeña que se abraza a la almohada mientras espera que alguien llegue para retirar las cajas de Antonio y así poder volver a su casa.

Ese piso debería ser su hogar, pero aún no lo siente así, la habitación está ordenada, hay algunas cajas y el armario tiene prendas de ropa. Mireya y Álvaro se encargaron de ayudarle a ordenar un poco, no es lo que le apetecía hacer, pero según su amiga, necesitaba distraerse y dejar de pensar en el canario, aunque sólo fueran unos minutos al día.

Pero es imposible para Raoul no pensar en el moreno, en su mejor amigo, ese chico con el que ama compartir espacio y aire, y que últimamente ha evitado más de lo que le gustaría. No es lo que quiere, pero hay momentos del día que se hacen difíciles, hay discusiones que duelen y comentarios que aunque no tengan la intención de herir, lo hacen igualmente.

Confundidos - Ragoney (en Edición)Where stories live. Discover now