Meses después...
Termina de leer los documentos que tiene en su escritorio al mismo tiempo que Manolo toca la puerta de su oficina.
—Hijo, voy a tribunales.
—Suerte.
—¿Estás bien? —pregunta antes de marcharse.
—Sí, solo estoy un poco cansado —responde con la mirada aún fija en su ordenador.
—Tendré que decirle a mi yerno que se aplique más los fines de semana, que entre semana te deja tonto —se burla Manolo.
—Llegarás tarde, papá.
—No, no, ese Vázquez eres tú —acusa su padre y finalmente desaparece.
Raoul desvía sus ojos del ordenador que tiene en frente, guarda los documentos de su escritorio y busca su móvil. Le apetece llamar a Agoney, porque aunque su padre bromee, la realidad es que no han pasado la noche juntos. Hace un par de días que no se ven, pero ahora mismo no tiene una excusa para marcarle y en ese momento el canario debe estar trabajando.
Hace ya varios meses que Agoney comenzó a trabajar con Sergio, tiene las mañanas ocupadas en su bufete, mientras se dedica a hacer el máster de abogacía por las tardes. Al inicio fue complicado, se agobió los primeros días, pero luego todo mejoró.
—A la mierda. —Toma su móvil dispuesto a llamar al canario, pero una llamada entrante se lo impide—. Mireya. —Le saluda.
La voz de su amiga al otro lado del móvil suena acelerada, Raoul no consigue entender muy bien qué es lo que dice, pero en segundos deja su escritorio y busca las llaves de su coche. Deja el bufete en manos de la secretaria de su padre y corta la llamada de su amiga para dedicarse a conducir.
***
—Sergio —habla una joven con un alto de carpetas—. Aquí están los expedientes.
—No eran estos, Cristina. —Sonríe con paciencia—. Eran los de una fecha anterior —aclara el abogado al revisarlos.
—Joder —se queja la joven secretaria—. ¡Perdón!
Sergio solo ríe, Cristina lleva más de dos años trabajando para el bufete, siempre ha sido muy eficiente pero últimamente está un poco distraída. Como en ese momento, que su mirada está más pendiente del escritorio vacío que hay a un lado, que de las indicaciones que le está dando su jefe.
—Agoney no está —dice anotando nuevamente los números de los expedientes que necesita.
—No le estaba buscando. —Las mejillas avergonzadas de la joven le delatan.
—Tenía un compromiso.
—Por supuesto, él nunca falta.
—Es muy responsable —murmura Sergio mientras continúa con su trabajo—. Cristina, necesito esos expedientes.
—¡Claro, claro! Ahora mismo.
La joven se va por unos minutos, pero luego regresa con lo que Sergio le ha pedido, esta vez con los expedientes correctos.
—Gracias. —Le sonríe su jefe, y se toma unos segundos para pensar—. ¿Estás soltera?
—¿Qué?
—Que si estás soltera. —Ríe al ver el rostro de la joven, su piel blanca delata fácilmente su vergüenza—. Es que te noto un poco distraída últimamente.
—No tengo novio-
—Tranquila, Cristina, si era solo una pregunta —aclara Sergio quitándole importancia—. Agoney también estuvo así cuando empezó su relación, bueno, aún está así. ¡El amor!
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Confundidos - Ragoney (en Edición)
FanfictionRaoul recuerda cada momento de su vida junto a Agoney, y aunque no fueron su primer beso, ni fueron su primera vez, quizás siempre fueron el primer amor, aunque no supieron verlo.