La precuela de la novela Still As Ever narra la historia de Vianey Jung antes de su viaje a la década de los 40, mostrando su travesía por el Hogwarts del Trío de Oro y sus hazañas, junto con las travesuras, romances y acciones de aquellos tiempos...
Vianey terminó de arreglar su ondulado cabello rubio frente al espejo, llevaba un prendedor de flor blanco sujetando un mechón del lado izquierdo y el resto caía suelto y libre por sus hombros. El vestido que Narcissa Malfoy le había enviado era verde oscuro, con tul largo y botones en la espalda y adornos más brillantes que sobresalían de la opacidad del color oscuro; lo cual le hacía resaltar mejor la palidez de su piel.
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La rubia salió de la Sala común y partió en dirección a la Sala Común de Gryffindor, en donde Hermione la esperaba en el retrato de la Dama Gorda luciendo un vestido rosado; ambas lucían como las princesas de la noche. Se sonrieron y comenzaron a caminar juntas en dirección al Gran Salón, bajaron las escaleras con una cruel lentitud robándose las miradas de Ron, Harry y las gemelas Patil.
ㅡTe ves como la esmeralda más fina, Schön ㅡdijo Roderich Karsten al verla. El alemán llevaba su cabello rubio muy bien peinado y lucía un uniforme de la milicia Alemana.
ㅡDanke, Rod (Gracias, Rod) ㅡVianey suspiró levemente cuando tomó su mano y ambos caminaron para ingresar al salón.
Roderich caminó lentamente mientras guiaba a la franco-austriaca, le gustaba que los demás quedaran con la boca abierta al verla; después de todo, él se sentía afortunado de ser quien se adelantara a todos y la invitara al baile. Vianey Jung sonreía con suficiencia y orgullo, aquel vestido era el que cualquier chica de su edad hubiese soñado, además de sentirse como en un cuento de hadas. Nadie dejaba de verlos, o más bien, de verla. Los hombres se sentían decepcionados de no haberla invitado antes que el alemán, y por otro lado, las mujeres con algo de celos suspiraban por cómo lograba verse, llevaba la frente en alto, una mirada firme pero cálida, una sonrisa soñadora y un porte digno de la Reina de Francia.
Draco se encontraba hablando con su pareja del baile, Pansy Parkinson, la cual lucía un vestido negro que contrastaba con el traje blanco de Malfoy. Al escuchar un pequeño resoplido de su compañera, volteó hacia donde ella miraba y se topó con la imagen de Vianey ingresando al gran salón. Draco la observaba embelesado, la rubia caminaba con una lentitud cruel y una elegancia natural que nadie podría igualar; el vestido verde que Narcissa le había enviado resaltaba mejor la cintura y el busto gracias al pequeño corset de su espalda, y el verde oscuro hacía contraste con su piel de porcelana fina. Vianey volteó a ver hacia su derecha mientras avanzaba por el lugar, topándose con los ojos de Draco, los cuales brillaron al hacer contacto visual. La franco-austriaca le regaló una sonrisa suave y pudo ver cómo los labios del rubio se entreabrieron para dejar escapar un suave suspiro; ante lo cual Pansy bufó molesta, tomándole el brazo al chico para intentar devolverle a la realidad y continuar con su conversación.
Cuando los campeones y sus parejas entraron al baile, varias miradas curiosas se posaron en Hermione, quien ㅡllena de nerviosㅡ logró divisar a su mejor amiga, la cual le hizo un gesto para que cambiara su postura y la castaña lo hizo inmediatamente. Granger subió la mirada y se enderezó, logrando que Vianey se sintiera orgullosa de ella. Antes de que iniciara la música, la rubia observó por unos minutos a Cedric Diggory, quien aquella noche lucía espectacular en su traje; lo observó abrir el baile y danzar, era un poco torpe en un inicio, pero pronto adquirió el ritmo.
