La precuela de la novela Still As Ever narra la historia de Vianey Jung antes de su viaje a la década de los 40, mostrando su travesía por el Hogwarts del Trío de Oro y sus hazañas, junto con las travesuras, romances y acciones de aquellos tiempos...
Después de la muerte de Cedric y la partida de su novio a Alemania, le había sido difícil reponerse. Decidió aquel verano pasar más tiempo en Grimauld Place con Sirius para que ambos tuviesen un poco de distracción, por lo que tuvo que excusarse con los Weasley y los Granger por medio de cartas por no ir a visitarlos. Bajó del tren vestida más elegante que de costumbre, con la intención de dar una mejor impresión que otros años en la Mansión Malfoy. Narcissa recibió cálidamente a la muchacha como era costumbre, dándole un abrazo sincero antes de llamar a un elfo para que la ayudase con sus cosas.
Draco había avisado por correspondencia lo sucedido con Cedric Diggory y cómo esta tragedia había afectado a la franco-austriaca, ante lo cual Lucius decidió mostrarse más afectuoso que de costumbre con la chica por la culpa que sentía al haber estado presente cuando su Señor asesinó al muchacho. Aquella cena, Narcissa intentó distraerla de diferentes formas, contándole algunas anécdotas de cuando ella era joven; mientras que Draco ideaba diferentes planes para llevarla a pasear con tal de hacerla feliz en aquel duro verano.
Vianey estaba agradecida de la actitud de los Malfoy hacia ella, no esperaba que ellos actuaran de esa forma en relación a todo lo que había sucedido.
Fue un fin de semana que Draco decidió llevarla a pasear, el día estaba soleado y el chico había invitado a la franco-austriaca a salir a despejarse de todo lo que sucedía por su cabeza. Malfoy quedó boquiabierto cuando Vianey bajó las escaleras con un vestido hippie de color malva, holgado y que resaltaba mejor su rostro.
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ㅡDebo admitir que con el malva tu rostro se ilumina ㅡdijo el chico mientras estiraba su mano para recibirla.
ㅡ¿Debería usar este color más seguido entonces?
ㅡSólo para alguna ocasión especial, Princesa.
Ambos chicos llegaron hasta un lago, en donde Draco, caballerosamente, le tendió la mano a Vianey y la ayudó a subir, se sintió un tanto inseguro al tomar los remos ya que no sabía cómo moverlos para empujar el bote; sin embargo, y para su suerte, la rubia pudo indicarle correctamente cómo hacerlo. Fue ya lejos de la orilla que Vianey le quitó uno de los remos y comenzó a girarlo al sentido contrario para que fuesen en círculos.
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