Capítulo 36 ∮ ~ Animal I have become

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Junio, año 1943.

En su penúltimo intento por encontrar la Cámara de los Secretos, Tom había llegado hasta la Sala de Menesteres, y anteriormente a eso, había dado con el Espejo de Oesed; dos cosas que, si bien no era lo que esperaba, le mantenían satisfecho ya que podrían servirle a futuro.

Aquella noche había salido nuevamente a hacer sus rondas como prefecto, y esta vez se había paseado por el segundo piso, hasta llegar cerca del baño de niñas; en donde sintió sollozos de una alumna. Se acercó con cautela hasta ingresar a este en búsqueda de quien infringía el toque de queda.

—Ya inició el toque de queda, así que te pido que salgas y vayas a tu dormitorio antes de restarte puntos —habló con aquella voz elegante y firme que le distinguía. Una niña de coletas salió de uno de los compartimientos secándose los ojos, sosteniendo sus lentes con una de sus manos en el final del puente de su nariz y sorbiendo un poco—. No deberías estar a estas horas por aquí, así que espero no volver a encontrarte de nuevo si hago una ronda, tendría que restarte puntos en ese caso.

Su espalda permanecía recta, sus manos cruzadas detrás de esta, su barbilla en alto y la luz de la luna reflejando parte de su rostro; salvo por aquella sombra provocada por los rizos que caían con delicadeza en el lado izquierdo de su frente. Esa fue la imagen con la que se encontró Myrtle, quien se sonrojó levemente al ver al mismísimo Tom Riddle, prefecto de Slytherin, de pie frente a ella. Warren asintió levemente y susurró una disculpa antes de salir del baño y desaparecer por la oscuridad de los pasillos.

Tom dio un último vistazo para asegurarse de que no hubiese nadie más escondido, pero al momento de voltear su vista se posó en la llave de uno de los lavamanos; acercó su mano hasta el tallado en el metal descubriendo que se trataba de una serpiente. 

¿Podría ser?

Miró a su alrededor antes de cerrar sus ojos concentrándose, para luego fijar su vista en la serpiente. De sus labios salieron suaves susurros en pársel pidiéndole que se abriera, logrando que los lavamanos comenzaran a moverse dejando al descubierto una abertura hacia un agujero sin fondo.

Sintió su corazón latir con fuerza, con una emoción desenfrenada que nunca había sentido antes. Sacó de su bolsillo una piedra que recordó que había recogido de la orilla del Lago Negro, la cual era de un color violeta semejante a la amatista y que le había llamado bastante la atención. La lanzó por el agujero y contó hasta que esta sonó tocando fondo, luego se lanzó él, descubriendo una especie de tobogán como bajada hasta un lugar lleno de huesos y calaveras que le erizaron la piel y provocaron que un escalofrío descendiera por su columna haciéndolo estremecer.

No soportaba a la muerte en ningún aspecto.

Se fue adentrando por aquella oscura caverna hasta llegar a una gran puerta de bóveda, la cual abrió nuevamente gracias a la lengua pársel, para poder caminar finalmente por la gran Cámara de los Secretos. Miraba a su alrededor como un pequeño niño curioso, veía las grandes estatuas de serpientes que se alzaban y, por supuesto, el gran fundador tallado en piedra al centro.

Con su corazón latiendo más fuerte que antes, se aventuró a recorrer la gran cámara en búsqueda de aquel dichoso "monstruo" del que hablaban las antiguas leyendas, hasta que su mente aguda le hizo deducir que, tal vez, debía llamarla; por lo que se posicionó al centro del lugar.

Háblame, Salazar, el más grande de los cuatro fundadores —dijo con aquellos siseos demandantes, sintiendo un ruido a sus espaldas para descubrir que la boca de la estatua se abría dando paso a una gran serpiente que descendía hacia el agua que le rodeaba y, posteriormente salía a la superficie acercándose. Tom desvió la vista al darse cuenta de que se trataba de un basilisco—. Cierra tus ojos, para así poder verte.

『STILL AS EVER: NEVER ENOUGH ║ Tom Riddle』 》PrecuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora