Capítulo 29 ~ Burn

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Si había una cosa que Roderich y Vianey valoraban era la honestidad que mantenían ambos, en donde las conversaciones podían variar e ir, incluso, a recuerdos de antiguos amores.
Ambos estaban acostados en la habitación del alemán, desnudos y fumándose un cigarrillo mientras charlaban; Roderich pasaba sus dedos entre el largo cabello de su novia otorgándole suaves masajes, y a su vez, Vianey trazaba dibujos imaginarios en el abdomen del Durmstrang.

—Sigo sin creerme que tú hayas sido tímido en tu primera vez, Rod.

—Ni te lo imaginas, fui un desastre —respondió el rubio con una sonrisa-. Mi novia de ese entonces me convenció de hacerlo, como nuestras familias se conocían desde hace años, no hubo problema de que ella viniera de vacaciones con nosotros.

—¿Y qué pasó entonces para que fuera un desastre?

—Yo quería un ambiente más privado, pero ella me convenció de hacerlo en la cabaña una mañana en que mis padres habían salido a comprar. Cuando ella me estaba quitando la ropa, me puse sumamente nervioso por el simple hecho de que vería mi cuerpo.

—Como si no tuvieras un buen ego por tu cuerpo —comentó Vianey-. ¿Qué edad tenías?

—Catorce, pero no era igual que ahora, era un poco más delgado. En fin, los nervios me consumían y fui demasiado torpe hasta para quitarle la ropa —Karsten le dio una calada a su cigarro antes de continuar-. De todas formas nos descubrieron mis padres cuando llegaron, no me regañaron ni me castigaron, pero sí me enviaron un par de semanas con mis abuelos maternos.

Roderich continuó con su gran historia, relatando sus dos semanas en Gales -ya que sus abuelos se encontraban viviendo una temporada en ese lugar gracias al trabajo de su abuela-. Cuando ambos se enteraron de lo sucedido, su abuelo se burló de él por su poca discreción y su abuela procedió a darle el sermón de su vida con respecto a la sexualidad.
Fue algo que nunca olvidó, no sólo porque fue su abuela favorita quién se lo dijo, sino también porque fue un discurso que consideró maravilloso y muy bien argumentado.

—Creo que amo a tu abuela —dijo Vianey con una sonrisa-. No es tan común que en la generación de la primera mitad del siglo XX se tenga una mentalidad tan abierta como la que tenía mi madre biológica.

—Con ellos tenía mucha más libertad que con mi familia paterna, cuál de mis dos abuelos imponía más reglas -suspiró levemente antes de continuar-. Mi abuelo materno me descubrió una vez con un hombre y no me dijo nada.

—¿En serio?

—Sí, soy... Bisexual -declaró desviando la mirada.

Vianey se levantó y se acomodó lo suficiente como para sentarse colocando una pierna a cada lado del cuerpo del chico, tomándole con suavidad el rostro para poder hacer contacto visual.

—Nunca lo digas así, no tienes por qué sentir vergüenza o mirar a otro lado cuando lo digas, Rod —murmuró antes de dejarle un beso en la comisura de sus labios-. Sé que en esta época no existe tanta apertura de mente, pero sí de donde yo vengo.

—Mis abuelos y Dimitar siempre fueron los únicos que no se molestaron, cuando alguien más lo descubría, solían hasta usarlo en mi contra con tal de conseguir algo... Bueno, Dimitar siempre me terminaba ayudando porque les lanzaba un Obliviate.

—Gente idiota —dijo la hippie refiriéndose a quienes lo molestaron-. Aún así no deberías sentirte avergonzado y te daré dos grandes ejemplos de éxito LGBTIQ+: Elton John y Freddie Mercury.

Roderich pareció meditarlo por unos momentos antes de darle una mirada que la chica no supo describir bien, pero que tenía una mezcla de emoción y agradecimiento. Claro que Vianey tuvo que explicarle toda la sigla que había dicho para que el alemán entendiera mejor.
No hacía falta explicar lo que Sir Elton John y Freddie Mercury habían hecho en sus vidas, Roderich lo sabía al ser gran fanático de ambos.

『STILL AS EVER: NEVER ENOUGH ║ Tom Riddle』 》PrecuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora