A ti que te enamoras de lo ajeno

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A ti que te enamoras de lo ajeno

Debes tener cuentas que todo su cuerpo y toda su esencia se revolcaron conmigo en un acto de sexo en complacencia. Que al besarlo a él estás probando los rastros de mi nectar que degustó con todo placer. Debes estar consciente que si te vas con él, te unes a mi también. Cada huella de mi en él es más fuerte que una simple  cogida en un barato motel.


Qué esperas, que te ame, cuando eso suceda ven y brindaremos juntas. El que ama no le es infiel a un amor para llenarlo con la primera que le ofrezca un desahogo precoz. A ti no te culpo de su infidelidad, sino a él que dejó la puerta abierta para que cualquiera pudiera  entrar. No pienses que por ser una puta en la cama lo podrás amarrar. Entiende que no se trata de cómo se lo hagas, sino quién. Tuvismo la mejor química, conocemos cada punto de ebullición de nuestros cuerpos. Reconozco que llamaste su atención, pero eso no quiere decir que tienes su corazón.

Te gusta lo ajeno, no te juzgo, es notable tu baja expectativa. Estás tras de un hombre que todavía me busca y me dice; "aún eres mía" lo que hace que te otorga el título de, te quedarás siendo la que sólo le ofrece esporádicas v€nidas. Ya él no es mio, yo no soy de él. Me pregunta y teme que haga la misma canallada que él. Deben saber que la traición yo no la devuelvo, me voy sin rencores y recurro al olvido.

Te me asemejas a un triste animal que sólo busca de quien se puede alimentar. Te concedo el gusto de comer, ahí tienes mis migajas, prúebalas y dime a qué sabe mi piel. Cada vez que tengan sexo sabrás que me lo harás a mi también. De una manera u otra yo sigo en él. Jamás he caído en la bajesa de entrar en guerra por un hombre. Mis expectativas van más allá de un p€ne, que al verlo engaña y cuando lo sientes no es lo que parece, mucho menos sacudirá tus entrañas.

A ti que te gusta lo ajeno quiero que por ese mal hombre usted y yo brindemos. Por las horas que he dejado de llorar, por mi corazón y por mi bienestar. Por lo que ayer dolió y hoy en día me fortaleció. Brindo por el amor propio, por reconocer que yo si soy un manjar que un segundo plato no se puede comer y no cualquiera de mi puede degustar...©

Keila M.

D.R.

Tranvía de MusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora