Tranvía de Musas

Y lo amo...

Y lo amo, como no amarlo si a él dedico cada uno de mis intensos orgasmos. Hago confesiones mediantes letras y derrocho mi amor en cada una de esas bellas proezas. Porque amarlo es un acto de valor y rendirme en sus brazos es mi adoración. Como no amarlo si es un acto de amor difundido en sus labios cuando roza los mio. Vivo ilusionada así cuando de niña creía en los cuentos de hada, así como una cría cuando quiere una muñeca de esas que ve en las vitrinas.

Mi amor es fuerte como sus embestidas, como esas noches de calor en Siago donde tuvimos excelentes venida. Yo me enamoré de él a través de sus cálidas manos tocando mi húmedo sexo. Me enloquecí cuando sus labios chupaban tiernamente mis pezones cubiertos por miel. Descubrí el sabor de mi cuerpo mediante un beso blanquecino después de probar y lamer mi flor, ese maldito me besó. Siempre por él, una y mil veces lo volvería hacer, degustaría de mis fluidos de sus dedos o de sus apasionados labios.

Es un delirio sentir el grosor de su falo en mi. Es una locura lograr tener cordura o la compostura de una dama cuando logra sacar lo put@ que soy en su cama. Me domina mis sentidos es un encantador que me doblega a cumplir todos sus caprichos. Más de una vez en mi boca a derramado su simiente tibio y en otras ocasiones calientes. Lo tomo y lo exparso en mis pechos como el mejor aceite divino que se haya hecho.

A veces me desespero porque lo extraño demasiado. Es como adrenalina a mi ninfomanía. Yo lo amo por tantos motivos que deberían ser cada uno de ellos prohibido. Soy adicta a su falo, mi cuerpo responde cada vez que entre mis nalgas lo emerge y se esconde. Soy consumidora de sus caricias. Necesito cada una de ellas todos los días.

Lamento que sólo quedará en mis fantasías porque aunque lo amo sé que jamás me llamará "mia"...©

Keila M.
D.R.