Confesión Viril

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Desde hace un tiempo ya no la miraba con los mismo ojos. Ya esa hermandad se había diluido en profundos sentimientos y aunque no llevamos la misma sangre; una amistad de años nos une. Ya sus ojos no me parecían normales, ya encontraba un brillo diferente y su mirada me cautivaba. Comencé a descubrir nuevos sentimientos hacia ella. Sus caderas despertaron los más inquietos deseos de tomarla en mis faldas. Su piel, su piel tenía un color más llamativo a mis pupilas esa mujer con tan sólo su caminar me enloquecía.

Me jode escucharle decir sobre sus pretendientes o que tan rico le encanta ser poseída por el hombre que le gusta. Antes me parecía normal, pero ahora soy egoísta. Ella ha notado mi inquietud sobre ese tema, pero no me dice nada piensa que es "celos" de amigo. La otra noche la invite a comer helado, sé que le encanta. Verla enfocada en su adicción, distraída y calmada motivó a mis sentimientos declararse. Pensé un millón de veces en 60 segundo confesarme, decirle mi pecado y ya quería escuchar mi recompensa o tal vez mi penitencia. Preferí callar y no dañar el momento relajado que disfrutaba a su lado.

Mientras estaba sentada me dejó contemplar su desnudos muslos. Sus piernas son de una diosa griega. Mis manos estaban tentadas a tocar la, acariciarlas y subir más allá de sus faldas. Descubrir el misterio que acobija sus bragas, sentir el calor que posee su flor estando dilatada. Mi cuerpo reaccionó en ese instante y la erección fue inminente. Ya no podía aguantar las ganas. Inventé una excusa y la dejé en su casa. Por el camino di riendas sueltas a mi imaginación. Dejé que mi miembro tomará fuerza. A llegar a mi casa decido tomar una ducha para poder bajar estos inmensos deseos de posecionarla. Sus caderas, su cabello, su mirada esa mujer es una sensualidad andante...eso maldita es lo más que me provocaba de ella.

Tome mi verga, con la mano derecha, empece esa suave de subida y bajada. Siempre pensando en ella y que la humedad y la tersura del jabón simulara su rica boca, cerrar los ojos transporta, lo sostuve con firmeza para percibir imaginativaménte que es su sexo el que me aprisiona, mmmmm el ritmo era lento pero con paciencia, sintiendo la dureza viril de mi falo. Imagino sus jadeos, sus caderas rítmicas acompasadas con mis embestidas lentas, pero profundas empapadas de sus humedades sexuales.

De pronto tantas imágenes me llevaron a subir la velocidad de mi masturbación exquisita, dedicada a ella, tomé con mi mano mis testículos y los sobe en círculos y mi mano aprisionó mi verg@ en toda su extensión, no sé cuánto tiempo pasó, pero mis convulsiones me avisaron que mi venida era inminente.


Que manera de correrme a chorros de leche combinada con el agua, salían y salían, que maravilla de imaginación que me lleva hasta ella y la baño de fluidos lechosos.

Sin duda este secreto no puede ser rebelado. Ya la poseía en mi mente y ya lo llevo a un rico acto. Algún momento tendré el valor de hablarle con el corazón y no con este deseo de pasión©.

Keila M.

D.R.

Tranvía de MusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora