Tranvía de Musas

Tórrida ironía

Entre dedos rigurosos y una voz aguda inspira los más cálidos poemas que revientan en mis pechos desnudos cada vez que abro la ventana y se asoma el alba. Yo sé que a él mis pechos le fascinan, aunque nunca me lo haya declamado directamente a la cara.

Cada verso, cada prosa una composición de palabras asombrosas. Como el Rocío de la mañana su simiente rosa por mi boca. Dándome el manjar que a mi hambruna controla. El Sol se impone en mis muslo tropicales con cada rayo masturba mi entre pierna. Me azota completa como ráfaga violenta de viento que estremece a una débil palmera. Quien me vea y no sepa que estoy leyendo sus poemas, pensará que estoy poseída.

Es que lo único malo que tiene es que sus letras son de un bendito poeta. No me agrada para nada la idea, pero no por eso dejaré de degustar cada vez que en me penetre con sus tórridas letras. Así como en una isla borinqueña el Sol se aparece tan empoderado de su entorno, acaparando cada rincón de tan bendecida ínsula así aparece este maldito poeta que por su titulo me amarga la existencia. Soy su reina caribeña y con su titulo  sólo es un simple plebeyo que vomita letras en unos cuantos versos. Algunos intensos de amor y otros verdugos de ilusión.

Y que hago yo que soy Señora del erotismo y encargada de derrochar pasión, leyendo unos cuantos poemas en una noche de otoño en mi balcón. Al final debo confesar que también soy una empedernida enamorada de las letras de amor sólo que me las reservo y no las puedo manifestar con cualquier c*bron. A veces llora Eros cuando me ven entregada a un texto con derroches de amor asombrado con su reina que degusta las letras de un Sol de poeta©.

Keila M.

D.R.