Extra: San Valentín.

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(Nt: este no era el extra que estaba pensando subir hoy, pero vi esto y dije ya bueno, nose vurlen 😔)

Jungkookie me estaba haciendo cariñito en mi espalda desnuda, dándome muchos besitos, estaba muy muy tierno y todo esto se debía a que era el día de los enamorados.

Me dijo que me iba a complacer de tal forma que yo me moriría. Y tan solo con un par de caricias ya lo estaba logrando.

En estos momentos me estaba besando como si la vida se le fuera en eso, sin apuros, todo muy romántico y sensual por su parte. Se tomaba su tiempo para atender mis labios que rogaban por él.

Amo a mi pololo ¿ok?.

– Mmm... Pero jungkook.– Dije cuando se metió entre mis piernas, haciéndoles cariño.

– Te amo tanto...– volvió a besarme como solo él sabía.

Me dio besitos por toda la cara, hasta bajar a su parte favorita, que obviamente era mi cuello.

Mordió y dejó marcas por todo el sector y cuando pensó que ya me había marcado lo suficiente, fue bajando cada vez más.

Bajando por mi pecho, entregando besitos por todas partes, mordiendo. Mientras yo me retorcía debajo de él. Besó mis muslos dulcemente, empezando a extenderlos y bueno, pasó lo que era obvio que pasaría.

Me sentía tan pleno que no podía contener los gemidos que albergaba mi garganta. A jungkook al parecer le motivaba a seguir mis dulces gemidos.

Sabía que tenía que controlarme pero no podía. Mi bebé era un experto haciéndome sentir bien.

Agarré su cabeza, haciéndole cariñito en el pelo.

– Te amo, jungkook, te amo.

Quien lo viera hace unos años atrás haciendo sentir tan bien a un hombre hasta hacerlo venirse y disfrutándolo, porque sabe que él lo causó, y eso le gusta.

– Vamos bebé, quiero... – prácticamente grité el nombre de jungkook luego de eso.

Cuando mi bebé me puso en cuatro yo quería morir y mucho más.

Esta vez no era una simple lengua quien me hacía gemir contra la almohada, era jungkook y sus rápidas embestidas.

– Tan... Bien...– logré modular, aferrandome con cada mano a las sábanas.

Por suerte estábamos solos en su casa y podía gritar todo lo que quisiera. Porque si no me moriría de vergüenza que escucharan mis gemidos y los choques de piel a cada rato.

De verdad que intento controlar mi voz pero no puedo, jungkookie podría empastarme contra una almohada y aún así no podría quedarme callado.

Justo antes de estar al borde del extasis jungkook se detiene.

Reclamé como un bebé, deseando que por favor siguiera o yo mismo me encargaría de mi.

Me miró a los ojos, y pucha... vi tanto amor en ellos que me quise poner a llorar.

Estoy seguro que nadie me va a querer como lo hace jungkook, que nadie sabrá tocarme como él ni amarme como él.

Ni siquiera esto es solo sexo, sus toquecitos, sus besitos, sus mimos, todo me lo demuestra.

Me acomodó mejor en la cama.

Seguramente estaba con los labios rojisimos e hinchados, mirándolo con mi carita de suplica, con ganas de más, mucho más.

– Por favor...– dije desesperado.

Jungkook sonrió.

Le encantó mi suplica.

El mall chino [KookMin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora