°¦ Prólogo ¦°

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El protagonista de los últimos días había sido el sol, consecuencia de ello eran los días cálidos que sin queja alguna los jóvenes disfrutaban, a excepción del chico con temperatura fría que dramatizaba manifestando que pronto se derritiria.

El rubio soltó un suspiro de satisfacción. Vivir en un lugar tan grande y solitario era bastante agradable, pensamiento alejado al cual tenía en un principio. La luz que emanaba el astro brilloso chocaba con sutileza a su mejilla, las pequeñas ráfagas lograban hacer que el calor sea soportable. De pronto, en medio de su siesta al aire libre, sintió a alguien sentarse a su lado, luego un brazo rodeó su cintura causando que ambos cuerpos estén pegados, después unos labios tocaron los suyos con delicadeza. Han abrió los ojos y sonrió al ver al mayor tan cerca de su rostro.

— Lee Minho. — murmuró, para luego sentarse correctamente. — ¿Estás aburrido?

— No te busco cuando estoy aburrido. — respondió el mayor indignado.

A los segundos, uno de sus amigos salió de la cabaña remodelada con un libro en mano. Se sentó junto a ellos, dejando a Minho en medio.

— ¿Chan duerme? — interrogó Minho al mayor.

El receptor de la pregunta lo miró y asintió.

— Desde que tomó esa decisión . . . Se le hace difícil dormir, y aprovechando que no tiene nada que hacer, logré convencerlo para que duerma. — informó, buscando una página específica en el libro.

— Woojin. — lo llamó el menor de los tres. — Usaste esas plantas que parecen droga, ¿Verdad?

Kim fue uno de los que logró hacer evolucionar sus poderes, pudiendo hacer crecer plantas para diversos usos.

— Sí. — confesó no tan orgulloso. — Odio que se siga culpando . . . No descansa y eso altera mis nervios.

Hubo un silencio incómodo por unos segundos cuando una chispa de imprudencia disfrazada de curiosidad se encendió en Minho.

— ¿Sigue sin corresponderte?

Jisung golpeó el hombro de Lee por preguntar tal cosa. Ambos observaron como el semblante relajado de su amigo se volvía una mueca triste e incómoda.

— Disculpa. — se adelantó en decir Minho arrepentido. — Es sólo que . . . Ha pasado más de un año y . . . Debe ser difícil para ti ver como él sigue enamorado de alguien más y que no se fije en ti por-

— ¡Ya! ¡Deja de ayudarlo! — exclamó su novio de forma  irónica.

— Está bien. — intervino Woojin con tranquilidad. — Conozco mejor que nadie mi situación, ésta realidad ya no me hace tanto daño.

Los contrarios se miraron entre sí para luego observar como su amigo se levantaba y volvía a entrar a la cabaña.

— Siempre estropeas las cosas, Lee. — reprendió el menor con el entrecejo fruncido.

— Lo siento, pero esa es mi naturaleza.

De repente, sin siquiera percatarse, un trozo de hielo cayó sobre la mesa de madera, asustando a la pareja por el estrepitoso ruido. Jisung estando a punto de caer para atrás fue sujetado por Minho en un rápido movimiento. Había sido bueno trabajar en los reflejos después de todo.

— Sabes que puedes usar tus poderes, ¿No? — cuestionó el rubio con una ceja alzada y el mayor asintió con una sonrisa, aún manteniendo su cuerpo entre sus brazos para luego depositar un pequeño beso sobre sus labios.

Minutos después llegaron dos de sus compañeros, logrando ver como el trozo de hielo recién empezaba a descongelarse.

— ¿Están bien? — interrogó el pelinegro algo preocupado.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒅𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora