«Y es cuando otras personas se involucran en su destino, que se dan cuenta de que los problemas que habían atravesado a sus dieciocho años no se comparaban a los de diecinueve, y que proteger su corazón resulta más difícil que intentar salvar al mun...
Habían pasado cuatro días desde que Seungmin había regresado, y el tiempo suficiente como para que sus pies estén correctamente sanos y listos para ser utilizados. Eso significaba que ya era el momento para ir a la biblioteca, lo prometido por Hyunjin.
— ¿Estás seguro de que quieres ir? — interrogó el peli negro con duda y el menor asintió con simpleza ante la pregunta.
— ¿Acaso tienes miedo de que recuerde todo lo que hicimos allí? — cuestionó sin tabú y el mayor se sonrojo inmediatamente.
— ¿Por qué hablas tan libremente? — preguntó mientras rascaba su nuca, algo avergonzado.
— Me gusta que te hayas dejado crecer el cabello. — comentó el peli marrón rojizo con una sonrisa. — Te queda bien.
Ambos se encontraban caminando rumbo al paraíso de los libros. Hyunjin sonrió ante el comentario del más bajo.
— Creo que eres el único que piensa así. — dijo sincero. — Los demás sólo dicen que me lo corte.
— Lo importante es lo que tú piensas. — anunció suavemente y el mayor asintió repetidas veces.
— Eso mismo digo. — murmuró más para sí mismo.
Ambos llegaron al lugar sin estar realmente apresurados. Puesto que se habían tomado su tiempo para buscar el libro, que Hyunjin había guardado estratégicamente, pero había olvidado exactamente dónde.
— Estoy seguro de que lo guardé en el segundo piso. — informó mientras se dirigía a las escaleras rectas.
— Suerte buscando. — le dijo el menor desde abajo, mientras su vista estudiaba el lugar con interés.
— ¿Te puedo decir algo? — interrogó el peli negro en voz alta, ya estando en la otra sección.
— Ya lo estás haciendo. — respondió el menor, cogiendo un libro y revisando su interior.
— Oh, claro. — dijo con una sonrisa. — No te lo pude decir antes, porque, bueno, ya sabes, te tuviste que ir y todo eso.
— Ajam . . . — murmuró el más bajo mientras cerraba el libro y atendía con mayor atención a Hwang.
— Pero, aquel día, cuando desataste tu poder — explicó, evitando ser detallado — yo sentí que había llegado a mi máximo potencial, cosa que no volví a sentir desde que te fuiste, ni siquiera cuando son días grises.
Pasaron unos segundos de completo silencio, en los que Hyunjin se arrepintió de haber tocado el tema.
— ¿Quieres hacer un experimento? — se escuchó en voz baja; el mayor se sobresaltó al escuchar la voz del peli marrón rojizo casi en su nuca; giró sobre sí y lo vio ahí parado.
— Dices tener control absoluto de tus dones, así que no veo problema, pero si tú lo tienes, entonces podemos descartar-
— Está bien para mí. — lo interrumpió. — Al fin y al cabo, creo que si todos se dan cuenta de que hablo con la verdad, dejarán de tenerme miedo.
Hwang mantenía su mirada sobre aquellos ojos que tanto había extrañado ver, por lo que no pudo evitar decir lo que sentía.
— Yo nunca te tuve miedo, Seungminnie. — murmuró, acercándose furtivamente a él.
— Tus ojos decían todo lo contrario aquel día. — susurró con convicción el menor, sin la menor ganas de siquiera intentar creerle. — Deja de mentirme, Hwang Hyunjin.
Y después de ello, se alejó completamente.
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