«Y es cuando otras personas se involucran en su destino, que se dan cuenta de que los problemas que habían atravesado a sus dieciocho años no se comparaban a los de diecinueve, y que proteger su corazón resulta más difícil que intentar salvar al mun...
La luz solar tocaba con sutileza su cabello marrón rojizo, mientras mantenía los ojos cerrados estando parado en los exteriores del castillo. Llevaba viviendo en ese lugar más de un año. Un año en el que había aprendido muchas cosas, buenas para él, y también donde había conocido al futuro rey de hechiceros con mayor detalle. Un año lleno de alegrías, logros y tristezas, esto último debido a que su centro de paz, el cual debía obtener para el manejo de sus poderes, consistía en pensar constantemente en Hyunjin, el amor de su vida. Aunque tampoco se engañaria a sí mismo, si el caso fuera que Hwang no llegara a ser vital para el control de sus dones, aún así él pensaría mucho en el mayor. Aún recordaba con claridad su vivencia junto a él, era su mayor tesoro, al igual que sus recuerdos junto con sus amigos. Los extrañaba tanto, extrañaba la tierra, extrañaba a sus indiferentes padres, extrañaba todo lo que no tenía que ver con el palacio y ese planeta. Abrió los ojos con una decisión ya tomada. Había pensado tanto en ello, y se sentía listo, listo como para volver y recuperar el tiempo perdido.
— Estoy preparado, puedo con esto. — se dijo a sí mismo con la mirada firme y el semblante serio.
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Chan no había dormido y eso preocupaba a Woojin, pues el mayor había empezado a dormir por su cuenta meses atrás pero parecía que nuevamente ese insomnio volvería a atormentarlo. La práctica continuaba. Jeongin ya no entrenaba tan seguido, le faltaba mejorar su velocidad y reflejos, pero las barreras que creaba aumentaban su tamaño cada mes. Hyunjin había tenido dificultades con sus poderes, puesto que se volvía más débil cuando era un día soleado, pero era más fuerte en días de lluvias o tempestades. Por otro lado, Minho había mejorado mucho su vuelo y aterrizaje, podía mover cosas aún más pesadas que árboles, era un gran avance. Los demás también mejoraban, pero el que había evolucionado era Chan. Pues, en ese momento había practicado poder pasar con nitidez un recuerdo suyo a la mente de otra persona y llamarlos con telepatía estando lejos de él, era una conexión que habían desarrollado por el tiempo que tenían trabajando juntos. Las cosas iban bien, pero Woojin seguía preocupado por algo que pasaba desapercibido por la mayoría.
— Debes dormir. — habló con autoridad, mientras lo observaba tomar un vaso de agua.
— Estoy perfectamente, lo que debo hacer es practicar. — indicó, como si tuviera el cien por cierto de la razón.
— Has practicado lo suficiente, ahora debes dormir, ¿Hace cuánto que no pegas tus ojos-