«Y es cuando otras personas se involucran en su destino, que se dan cuenta de que los problemas que habían atravesado a sus dieciocho años no se comparaban a los de diecinueve, y que proteger su corazón resulta más difícil que intentar salvar al mun...
SeokJin se encontraba sentado en su trono. Con la corona sobre su cabeza y toda la vestimenta digna de un rey puesta. Aquello lo ayudaba a pensar de forma más grande, siendo consciente de que era un monarca, diciéndole a su cerebro que las decisiones que tomaría afectarían a una gran cantidad de personas y no sólo a él mismo. Siempre había sido así.
Jungkook estaba parado a su lado, esperando ansioso algún acontecimiento, pero siendo desapercibido por el mayor, hasta que comenzó a pasar; a unos metros pudo observar a Seungmin acercarse. SeokJin se sentó erguido y miró con el ceño fruncido al menor haciendo una reverencia de noventa grados para luego mirarlo directamente a los ojos.
— Majestad. — comenzó a hablar; llevaba la capa negra puesta, símbolo de un viaje al exterior. — Vengo a informarle sobre mi partida, volveré a la tierra según lo acordado.
— El acuerdo con mi líder y rey heredero Bang Chan, consistía en que usted me prepararia lo suficiente como para controlar mis poderes, al estar listo yo volvería a la tie-
— ¡Pero no estás listo! — lo interrumpió molesto — ¡Vuelve a tu habitación!
Seung le dedicó una última mirada a Jungkook. Éste asintió entendiendo. El menor se alejó del trono con dirección a la salida. SeokJin pasó sus manos por su rostro, jalando de paso levemente su piel, frustrado. Mientras tanto, Seungmin se encontraba fuera del palacio y con un hechizo escrito en un pequeño papel.
— Él se irá. — informó el menor, observando que tipo de reacción tendría el mayor.
— Lo sé. — contestó sin mirarlo.
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Era un día caluroso. El entrenamiento continuaba para todos, pero al no estar el líder, ellos se relajaban más que de costumbre.
Jisung había decidido echarse a dormir sobre la mesa un momento mientras Woojin regresaba de hacer dormir a Chan como había prometido que haría. De repente sintió a alguien sentarse a su lado, luego un brazo rodeó su cintura causando que ambos cuerpos estén pegados, después unos labios tocaron los suyos con delicadeza. Han abrió los ojos y sonrió al ver al mayor tan cerca de su rostro.
— Lee Minho. — murmuró, para luego sentarse correctamente; estaba especialmente feliz de verlo, puesto que había pasado mucho tiempo desde la última vez que habían tenido alguna discusión. — ¿Estás aburrido?
— No te busco cuando estoy aburrido. — respondió indignado.
A los segundos, la persona que inconscientemente había esperado, salió de la cabaña remodelada con un libro en mano. Se sentó junto a ellos, dejando a Minho en medio.
— ¿Chan duerme? — interrogó con curiosidad Minho al mayor.