°¦LXX. Final¦°

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En cuanto el hombre desconocido se había quitado la capucha . . . Jungkook no tardó en reconocerlo al instante, y no porque lo conocía específicamente, sino porque lo había visto en libros de la biblioteca del castillo del planeta de los hechiceros. Era una especie de leyenda, que muchos no llegaron a conocer, puesto que aquel discípulo había desaparecido hace mucho tiempo . . . Hasta ese momento.

— Tú . . . ¿Eres . . .

— Park Jinyoung. — terminó por aclarar el hombre con simplicidad. — El octavo discípulo.

— ¿Qué? — interrogó completamente confundido el menor de los tres.

— ¿Qué hace acá?, ¿Por qué está acá? — cuestionó Jung aturdido. Su vista viajó rápidamente a sus compañeros, totalmente inmovilizados y añadió — ¿Cómo hizo eso?

— Yo . . . — el recién llegado admiró por un corto momento al otro hechicero, casi quedándose en blanco, hasta que continuó al notar el gesto de incomodidad del menor — . . . Vine a evitar una catástrofe.

— Esa no es una buena explicación. — comentó Min desde su posición. Los mayores lo miraron atentos. — Yo no creo-

Pero hasta ahí pudo llegar, puesto que el hombre desconocido le lanzó un hechizo fuerte inesperadamente, que lo hizo caer en picada al suelo duro, cosa que le cortó la respiración por un corto momento y originó un dolor grave que viajó por toda su espina dorsal, y por un momento sintió que algo dentro de él comenzaba a salir por su pecho.

"Tal vez es el poder de Minho" pensó esperanzado, ya que no le importaba si llegaba a ser doloroso, con tal de devolverle a su amigo lo que le había robado.

Pero entonces, en medio de su repentino shook y sus ganas de llorar de dolor, pudo ver a Jungkook descender y agacharse a su lado, con un semblante lleno de preocupación, una extraña preocupación.

— Oh, mierda, Seungmin, ¿estás bien? — interrogó, sin dejar de estudiar su cuerpo; el menor no podía hablar, la sensación era devastadora y frustrante. — Yo . . . esto es mi culpa . . . — parecía estar a punto de quebrarse, pero el menor intuyó que su estado no era la única razón. Había algo más que mortificaba el corazón de su amigo. — . . . Siento mucho que estés metido en todo esto, pero tú más que nadie me puede entender, Seungmin . . . Tú estuviste sin el amor de tu vida durante un año y . . . y yo ya llevó la mitad de mi vida sin él. — ahí estaba la otra razón de su dolor. — ¿Recuerdas que una vez me preguntaste si quería ser poderoso? — cuestionó y suspiró, para luego continuar. — La respuesta es no . . . Lo único que quiero es el libro mágico, porque es capaz de regresarme a la persona que más he amado en mi vida, ese es mi único deseo,  ¿entiendes?

— Él está paralizado, no podrá contestarte, ni moverse, así que dejar de intentarlo. — indicó a la lejanía el desconocido, parado con postura recta a unos metros de ambos.

— ¿A qué ha venido exactamente? — preguntó irascible Jungkook; el mayor vacilo un momento antes de contestar, mirándolo fijamente a los ojos.

— Vine a salvarte de una muerta segura. — contestó con obviedad. El menor se levantó y caminó hacia él con ojos furiosos.

— Nunca pedí que haga algo así, ni siquiera lo conozco. — manifestó frustrado. — Hable con sinceridad. ¿Por qué apareció de la nada?, justo en ese momento, como si nos hubiera estado observando.

— Porque sí lo estaba haciendo. — respondió con completa sinceridad, una que venía de golpe y te dejaba con aún más dudas.

— ¿Por qué?, ¿Por qué demonios hacía algo así?

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒅𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora