^¦ I. Silencio ¦^

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Los llantos no cesaban.

Las lágrimas se adueñaron de los rostros de los jóvenes. Sus miradas sólo podían observar al cuerpo inerte  tendido en el suelo sin poder hallar consuelo ni esperanza. De pronto apareció un Chan agitado, inhalaba y exhalaba de forma irregular y desesperada; se acercó hasta Jeongin y se arrodilló a su lado manteniendo el rostro lleno de incredulidad ante la realidad que presenciaba.

— Innie. — lo llamó en voz baja mientras movía su hombro insistente. — Pequeño . . . Despierta. — pidió con un nudo en la garganta.

Su corazón dolía. Las lágrimas acumuladas en sus ojos se desbordaban como cataratas. No podía mantener su labio firme ya que temblaba por los sollozos que hicieron presencia. Estaba completamente destrozado.

— No. — se dijo con firmeza mientras secaba sus mejillas mojadas bruscamente. — Jisung puede hacer que vuelva. — se atrevió a creer, ganando la atención del nombrado y de los demás. — Él aún vive . . . No puede morir, no así, no lo permitiré.

— Chan. — lo llamó Woojin con pena pero el líder negó rotundamente.

— ¡No estoy hablando estupideces! — exclamó ante la perplejidad de sus compañeros. Guió su vista hasta un Jisung que se encontraba entre los brazos de Minho, ambos con rostros consternados. — Vamos a la cabaña.

— ¿Qué cabaña? — interrogó Minho de repente frustrado. — Todo está destruido, Chan; Seungmin acabó con todo.

— No es verdad. — indicó el mayor con convicción y el menor lo miró como si éste hubiera perdido la cabeza. — Es decir . . . Tú puedes unir las piezas y no sé . . . Al menos una cabaña pequeña.

No sonaba convencido pero entonces Bang añadió:

— No te lo pido por mí, Lee . . . Te lo ruego por Jeongin. — su tono de voz parecía estar a punto de quebrarse. El menor miró con ganas de llorar a su pequeño amigo aún inconsciente y asintió.

— De acuerdo.

Lo que resaltaba en el lugar era el techo completamente destruido. Las escaleras no eran seguras y mucho menos los muros. En otras palabras, el lugar testigo de tantas cosas y momentos estaba en ruinas. Minho extendió sus brazos con dirección a la residencia. Miró fijamente el lugar mientras que las piezas esparcidas por todos lados comenzaron a levitar y de esa forma cada una iba tomando un lugar.

El frío se colaba por entre su ropa

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El frío se colaba por entre su ropa. Empezó a temblar y, ¿Cómo no?, si estaba tirado en el suelo en medio de lo que parecía ser la nada. El silencio tenebroso lo hizo suspirar. En cuanto Seungmin desapareció no pudo evitar llorar hasta quedarse seco y lo peor era eso mismo, había llorado por la persona que mató a Yang, aquello lo hacía sentir más mierda.

Cerró los ojos por unos minutos y se hizo bolita aún echado en el césped. Su corazón se sentía vacío, y el pensamiento de que ya no tenía nada se asomó por su cabeza. Nuevamente los sollozos volvieron y con ello el nefasto sentimiento de tristeza e impotencia.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒅𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora