«Y es cuando otras personas se involucran en su destino, que se dan cuenta de que los problemas que habían atravesado a sus dieciocho años no se comparaban a los de diecinueve, y que proteger su corazón resulta más difícil que intentar salvar al mun...
Abrió los ojos al escuchar la puerta de su habitación siendo empujada. Se sentó en la cama en cuanto vio de quien se trataba, borrando todo tipo de pensamiento que había tenido segundos antes.
— Buenos días. — saludó Jungkook mientras se acercaba con una caja en manos.
— Buenos días. — respondió Seungmin, curioso al notar la delgada caja que cargaba el contrario.
Jungkook se la extendió sin alguna expresión en particular. Seung la tomó y sin preguntar más la abrió rápidamente descubriendo lo que había en su interior.
— Una capa. — comentó un poco sorprendido — Como la que llevas tú y el Rey cuando van a la tierra.
— Así es. — contestó el mayor sentándose en la silla de al lado — Es un pequeño obsequio.
— ¿Tuyo? — interrogó el menor confundido.
— Del Rey. — respondió el castaño y el menor se quedó pensando.
— ¿Por qué necesitaría esto?, es decir, gracias, pero ¿Por qué? — cuestionó desconcertado; ambos conectaron miradas.
— Vives aquí. — habló con un tono de voz neutral pero inquietante. — Eres uno de los nuestros, chico estrella.
— ¿Uno de ustedes?, ¿Chico estrella? — soltó una risita divertida al escuchar palabras sin sentido. Tal vez sólo estaba muy cansado. — ¿De qué hablas?
— Seungmin. — lo cortó de inmediato el mayor — Este planeta está lleno de magia . . . Has vivido aquí un mes entero, ¿Crees que sigues siendo el mismo?
— Me sigo sintiendo igual. — su tono de voz salió más serio de lo planeado.
— Por dentro eres más fuerte. — su semblante se relajó — Y encima de eso entrenas aquí . . . No sabes nada.
— No soy tan fuerte, yo-
— Eso es lo que tú crees. — lo interrumpió testarudo. — ¿Sabes?, el peor error que cometió tu líder es el de comprimir todo dentro de ti . . . Por eso, aquel día, tú . . . Simplemente explotaste.
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En cuanto habían terminado de darle la bienvenida al menor, lo dejaron solo con Hyunjin, a pedido de ambos y a molestia del líder. El peli negro se sentó a su lado y tomó su mano con delicadeza.
— Nadie me quiere decir lo que pasó. — comentó el menor aún sentado en la cama.
— Pasaron muchas cosas. — fue lo único que pudo decir.
— Me perdí todo, ¿Verdad? — interrogó y el mayor sonrió.
— Ojalá yo también me lo hubiera perdido. — confesó sincero; Jeongin lo notó, él no estaba bien y no le salía fingir.
— ¿Dónde está Seungmin? — preguntó el menor para sorpresa del mayor.
Hubo un corto silencio de vacilación de parte del peli negro; mantenía la mirada perdida y la cabeza concentrada en algún recuerdo desconocido para Jeongin. Él no era partícipe de sus pensamientos, estaba seguro.