^¦ II. Descansar ¦^

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Sabía que sería la última imagen que vería de él. Sabía que sería la última imagen que tendría del viejo árbol y su esplendor. Todo debía guardarlo en un cofre, en lo más profundo de su corazón. Tan sólo fueron segundos y el panorama cambió. Miró a su alrededor con incredulidad. El Rey hechicero y su acompañante caminaron hasta llegar a una puerta de madera tan elegante que sus ojos no podían más, pues todo era hermoso y sólo era una pequeña parte del palacio.

— ¿Qué esperas? — interrogó el mayor.

— ¿En dónde estamos? — preguntó como respuesta, aún anonadado.

— En el lugar más seguro para tele-transportarse de un lugar a otro. — respondió el Rey con simpleza. — Seguro querrás conocer todo el lugar en donde a partir de ahora vivirás.

— Ah, por supuesto. — me encantaría que mis amigos y Hyunjin vean todo esto conmigo.

A donde sea que mirara, todo llegaba a ser muy ostentoso. La arquitectura definitivamente era de otro mundo. Pronto, estando a tan sólo unos metros del trono real, una mujer se acercó al Rey y le quitó su capa negra, y fue cuando vio con la boca levemente abierta al verdadero monarca que de niño siempre dudo que fuera. La vestimenta que llevaba puesta era digna de un emperador, le colocaron una capa de terciopelo roja y luego trajeron su corona, la cual tomó con total orgullo y se la colocó sobre la cabeza con elegancia. Segundos después se dirigió al trono y se sentó, cruzó sus piernas con un movimiento grácil y luego lo miró.

— Jungkook, quítate esa capa para que conozca como realmente te vistes. — mandó el mayor.

El nombrado asintió en respuesta. Aún no decía palabra alguna, como siempre, pero no fue hasta ese entonces que Seungmin lo notó.

Jungkook se retiró la capa, dejando ver su atuendo completamente blanco. Unos zapatos formales, un pantalón entallado, una camisa de seda junto con un chaleco delgado, todo del mismo color. Su cabello oscuro partido en tres cuartos y esos ojos brillantes se le hicieron adorables; le dedicó una pequeña sonrisa.

— En la tierra preferimos permanecer en el anonimato. — comentó de repente SeokJin. — Pero aquí somos los que más resaltan, los líderes.

Seungmin asintió. Realmente no le era de mucha importancia, pues su cabeza se mantenía inundada en recuerdos no tan antiguos y sentimientos negativos, por lo que estaba seguro que todo lo que le dirían sería olvidado para el día siguiente.

— Estoy cansado. — avisó con cierta timidez.

— Y, ¿Cómo no? — rió el rey — Con todo el caos que causaste en tu planeta.

"Auch", pensó el menor consternado.

— ¿Dónde dormiré? — interrogó, cambiando de tema abruptamente.

— Jungkook, llevalo a su habitación. — demandó el rey y el nombrado asintió, para luego hacer una reverencia e irse.

Seungmin comenzó a caminar tras él, trataba de seguirle el paso a pesar de que el mayor era rápido. Después de varios pasillos y puertas llegaron a una habitación; Jungkook aplaudió dos veces y las luces iluminaron el lugar dejando a Min asombrado.

— ¿Le gusta? — interrogó Kook, siendo la primera vez que hablaba.

— Hasta puedo decir que es mejor que la mía . . . Y eso que soy el futuro rey. — trató de hacerlo reír, pese a que él se sentía terrible en ese momento, sin embargo  logró sólo el rastro de una pequeña sonrisa y un asentamiento.

— Descanse. — manifestó el mayor a sus espaldas y de pronto la puerta se escuchó cerrarse.

Seungmin, quien se entretuvo observando el lugar, fue corriendo hasta la puerta desesperado, pensando que ésta estaba con seguro, pero no era así, y   entonces suspiró cabizbajo.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒅𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora