«Y es cuando otras personas se involucran en su destino, que se dan cuenta de que los problemas que habían atravesado a sus dieciocho años no se comparaban a los de diecinueve, y que proteger su corazón resulta más difícil que intentar salvar al mun...
Jeongin trató de no hacer mucho ruido para no ser notado. Ingresó a la habitación del mayor y se acostó a su lado, éste lo miró sorprendido, pero aún así aceptó su compañía. Quedaron cara a cara, sus rostros ligeramente separados por su respiración.
Fascinado, Yang estaba fascinado con la belleza propia que llevaba consigo Hyunjin. Su ahora novio.
— ¿Tuviste alguna pesadilla o algo así? — interrogó el mayor adormilado.
— No . . . Simplemente quise tener un buen sueño, ¿Soy molesto? — cuestionó temeroso, pero el peli negro negó.
— Eres lindo, Innie.
Y con aquella sonrisa de regalo, Jeongin cerró los ojos y se apegó aún más al cuerpo ajeno, buscando más calor corporal, buscando más esencia de Hwang. Porque sabía que no lo tendría para siempre para él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Es hora de que uses el regalo del Rey. — demandó en tono serio su ahora considerado amigo.
Jungkook le extendió la capa negra a Seungmin con una mirada autoritaria. El menor no se rehusó ante su pedido, pero con algo de incomodidad se colocó la capa alrededor de su cuerpo.
Con la capucha cubriendo parte de su rostro, se abrió paso para quedar al lado izquierdo del Rey, que llevaba con gran honor su corona. Jungkook se paró al lado derecho y dando una señal a otro hombre, que Seung determinaba como el encargado de abrir las puertas del palacio, éstas mismas se hicieron a un lado. Y frente a los tres, personas ya conocidas para él se hicieron presentes, junto con otras que nunca había visto en su vida.
— Namjoon. — nombró el Rey con una sonrisa.
Seungmin decidió quedarse callado y con la mirada en el suelo. Ni siquiera sabía que hacía ahí. Se suponía que su majestad tendría visitantes, por lo tanto, su práctica matutina no se realizaría, pero aún así no encontraba la respuesta al porqué lo obligaban a estar presente.
— Alteza. — dijo en un tono totalmente tranquilo el anteriormente nombrado.
Después de ello, los demás guerreros hicieron una reverencia frente al monarca.
— Jackson. — lo llamó con un tono de voz cordial. — Mis nobles guerreros, Youngjae, Jennie y Mark. — los nombrados hicieron una reverencia. — Jisoo. — soltó por último, mirando a una mujer de cabello negro como el del rey.
Seungmin le dedicó una mirada a Jungkook, una que le dijo: ¿Quiénes son? Y, ¿Qué hago aquí?. El receptor de los mensajes sólo sonrió en respuesta. El Rey casi nunca le daba explicaciones de sus acciones.
— Pasen, por favor, los llevaré personalmente a mi oficina real. — indicó SeokJin, sin borrar su sonrisa aparentemente sincera.
Los visitantes asintieron y caminaron detrás de él. Al final de la cola quedaron Jungkook y Seungmin, caminando hombro con hombro. El mayor le hizo una seña, una que el menor entendió como "ya te lo explicaré luego".