S T R A Y : 𝒌𝒊𝒅𝒔

°¦XXVIII. IMU¦°

Tan sólo pensar en que el único amor de su vida podría resultar herido por su culpa, lograba hacerlo sentir terrible. Era un sentimiento amargo, uno que no deseaba experimentar nunca. Es por esa razón que hizo lo que hizo, aunque eso signifique destruir más cosas.

Hyunjin se acercó a él totalmente preocupado y más aún cuando vio que estaba pisando vidrios con sus pies desnudos.

— ¡Seungmin! — exclamó el mayor alterado.

— Estoy bien. — habló testarudo, pero al no poder caminar y estando a punto de caer, Hyunjin lo sujetó y después de unos segundos logró subirlo a su espalda.

El peli negro salió de la habitación y al darse cuenta que no podría ver, ya que todo el lugar estaba oscuro, encendió un poco de luz en una de sus manos, guiando su camino rumbo a la cocina.

Seungmin tomó como excusa el hecho de estar siendo cargado en su espalda, para recargar su cabeza en el hombro ajeno y aspirar su aroma sin que éste se dé cuenta, ya que después de todo, hacer eso no le hacía daño a nadie.

En cuanto ambos habían llegado, el mayor lo sentó encima de una de las mesas altas de la cocina después de prender la luz. Buscó, tratando de no hacer mucho ruido, el botiquín en caso de emergencias. En cuanto lo encontró, lo abrió inmediatamente y se acercó al peli marrón rojizo, el cual lo había estado observando atento todo ese tiempo.

— Sería injusto despertar a Chan ahora, ¿No crees? — interrogó, con un intento fallido de sonrisa. — Tal vez no lo sepas, pero desde que te fuiste, él había tenido problemas para dormir.

— Pero Hwang Hyunjin dormía perfectamente bien en su cama. — soltó con ironía el menor — Puedes darme el botiquín, yo lo haré. — dijo y extendió su mano.

— ¿Por qué te comportas así? — cuestionó el peli negro seriamente, y sin hacerle caso a su pedido.

— ¿En serio me lo preguntas? — interrogó con el mismo color de voz.

Las cosas se estaban poniendo muy intensas, hasta tal punto que Hwang decidió cambiar de tema a algo que tal vez y sólo tal vez también pondría las cosas más tensas, pero era necesario preguntar por ello.

— ¿Quién era ese tipo? — interrogó abruptamente para el menor.

— ¿Pretendes que lo conozco? — preguntó casi indignado; vio como el mayor sonreía amargamente.

— Apareció en tu habitación, usando una capa idéntica a la tuya, y eres el único que ha salido de aquí en todo este tiempo desde que llegamos, entonces ¿me vas a decir que no tienes ni la más mínima idea de quién era esa persona? — replicó veloz y el menor desvió la vista.

Hyunjin, mientras esperaba a que el contrario dé una respuesta, comenzó con la limpieza y curación de sus heridas. Minuciosamente sacó los pequeños cristales que aún llevaba clavados Seungmin en la planta de su pie. Con una mueca de dolor decidió comenzar a hablar.

— No era exactamente una persona, era un hechicero el que apareció en mi habitación. — informó con obviedad. — Y me sorprende que no te hayas preguntado cómo es que después de todo ese escándalo, ninguno de los miembros se haya despertado. — el mayor lo miró.

— Supongo que fue una especie de hechizo. — respondió como si fuera lo más lógico.

— Así es, pero uno así, tan perfecto, lo logra alguien entrenado. — dio a conocer, recordando las palabras de Jungkook: "el rey planea algo contra ti", ¿Y si el rey mandó a esos tipos a matarlo?, o peor aún, a destruir toda la cabaña donde dormían sus amigos.

— Ya veo, pero ¿sabes quién era? — nuevamente volvió a su tarea de desinfectar.

— Al principio pensé saber de quien se trataba, luego, cuando estuvo a punto de atacarnos y . . . — volvió a recordar el suceso en su cabeza — . . . y vi ese anillo en su dedo índice, supe que no era quien yo pensaba.