«Y es cuando otras personas se involucran en su destino, que se dan cuenta de que los problemas que habían atravesado a sus dieciocho años no se comparaban a los de diecinueve, y que proteger su corazón resulta más difícil que intentar salvar al mun...
Él le extendió su mano con una sonrisa pintada en su rostro, y era casi imposible no aceptar su oferta, y más cuando ya había aceptado el hecho de que seguía completamente enamorado de cada parte de él. Seungmin sonrió a lo grande mientras observaba su mano siendo sujetada por el peli negro, mientras ambos bajaban por las escaleras, rumbo al comedor.
— Si hemos decidido vivir ésta vida . . . Debemos ser más fuertes ¿no crees? — habló Hyunjin lentamente, a lo que el menor asintió mientras mordia el interior de sus mejillas nervioso.
— Yo . . . me he vuelto más fuerte. — indicó el menor con seguridad.
Ambos detuvieron sus pasos al terminar de bajar por las escaleras. Hwang lo miró pensativo, como si quisiese decir algo, pero no estaba seguro.
— Yo . . . sé que te has vuelto más fuerte, pero . . . para ser sincero, yo . . . yo no. — admitió sin poder mirarlo fijamente a los ojos.
Seungmin sabía a qué se refería, y aunque deseaba poder darle tiempo a Hyunjin para que haga lo correcto, como era terminar su relación formalmente con Jeongin, lo que menos tenía Min en ese momento, era tiempo.
Y antes de exponerse ante los demás, el peli marrón rojizo decidió abrazarlo como muestra de apoyo, y también porque el sólo pensamiento de alejarse de él para siempre lo ponía melancólico, demasiado triste como para siquiera querer caminar, y demasiado molesto como para sonreír; así que sólo lo abrazó, aguantando las enormes ganas de llorar y contarle todo, todo lo que pasaría, y el poco tiempo que tenían para pasar juntos. Deseaba poder darle todos los besos que no podría ofrecerle por el resto de su vida, y rogaba porque aquel abrazo deje impregnado la esencia de Hyunjin en él.
Los brazos de Hyunjin alrededor de su cuerpo lo hacían sentir cálido; siempre se había sentido protegido entre ellos, y agradecía que pudiera volver a sentir aquella sensación al menos una vez más; y por una cuestión de segundos, Seungmin no se sintió arrepentido de haber escapado del planeta mágico, porque aunque su estadía sería corta, sabía que no volvería a sentirse así de feliz nunca más.
Aunque por supuesto, no todo es felicidad en la vida.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En la cocina, Changbin había dicho algo realmente gracioso, algo que hizo soltar carcajadas a todos los presentes. Felix golpeó su hombro levemente por su pequeño acto de imprudencia, pero entonces, en medio de las risas, el único que volvió su rostro totalmente serio, y de forma abrupta, fue el líder, que parecía como cuando un perro alza sus orejas por haber escuchado algo sospechoso, estando en señal de alerta. Woojin lo notó y tomó su mano para llamar su atención.
— ¿Pasa algo? — interrogó preocupado y con incertidumbre.
Los otros dos en el lugar prestaron más atención a lo que pasaba en ese momento con el mayor, y temieron lo peor.
— ¿No lo escuchan? — cuestionó Chan incrédulo; los menores negaron aún desconcertados, para luego mirarse entre sí totalmente confundidos.