«Y es cuando otras personas se involucran en su destino, que se dan cuenta de que los problemas que habían atravesado a sus dieciocho años no se comparaban a los de diecinueve, y que proteger su corazón resulta más difícil que intentar salvar al mun...
Jeongin se tele-transportó hasta el pasillo del segundo piso de la cabaña. Estando frente a la puerta de Lee, y al borde de las lágrimas ni siquiera se tomó el tiempo de tocar y la abrió. Ingresó a la habitación y se sintió peor al notar que había interrumpido un momento entre su amigo y su novio. Aún así, se puso mejor al ver que Minho no estaba molesto, y por lo contrario se había acercado preocupado, y sin evitarlo se lanzó a abrazarlo con todas sus fuerzas. Ya no se podía engañar más, dolía, porque sabía que Hyunjin no lo amaba.
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Los brazos de Changbin se encendieron en llamas ardientes, mientras que del suelo brotaban gruesos tallos de plantas, uno a cada lado de Woojin, éstas parecían culebras. Felix se alteró, no quería que se hicieran daño por su culpa y mucho menos frente a él. Pero al tener su muñeca herida, sería difícil intervenir. Milagrosamente observó por la ventana como Chan bostezaba y se sentaba en el sillón de la pequeña sala que había dentro. Fue corriendo hasta la puerta y lo miró, éste se vio preocupado, pues el rostro de Felix no era ninguna broma.
— ¡Woojin y Changbin están a punto de pelear! — exclamó asustado, contagiando a su líder.
El último nombrado salió casi volando, encontrándose con la escena. Tampoco mentiría diciendo que no lo ponía nervioso o no le daba miedo, cualquier cosa podría pasar si se salía de control.
— ¿Qué creen están haciendo? — dijo con voz firme mientras se acercaba. — ¿Creen que esto es un maldito juego?
— Díselo a él. — manifestó Woojin con claro enojo; el mayor lo miró. — Le hizo daño a Felix.
— ¿Qué? — soltó el líder aturdido, observó detenidamente a Lix, el cual trató de ocultar su muñeca detrás de su espalda.
— ¡Muestrale! — exclamó Woojin con el ceño fruncido.
Chan sujetó el brazo del rubio e inmediatamente pudo notar una especie de pulsera hecha de hielo alrededor de su muñeca izquierda. Lo miró seriamente y éste vio a Bin a los ojos, no quería dejarlo como el malo, ya no quería que se sienta culpable, no quería que la persona que amaba se odie a sí mismo por el hecho de existir, y por esa razón negó.
— Fue un accidente. — sintió a sus ojos humedecerse. — Él no quiso, te lo juro, Chan.
El blanquecino aún sin estar convencido, lo soltó. Nuevamente miró al par con sus manos atrás, debía demostrar que tenía todo bajo control.
— Woojin, siempre eres correcto, no dejes que algo así te saque de tus cabales, por fa-
— No, Chan. — lo interrumpió ferozmente. — Hirió a Felix, yo no puedo permitir que siga pasando.
El níveo abrió levemente su boca. Sus palabras habían sido tan seguras que hasta pudo sentir el cariño que le tenía al menor en él mismo. Asintió después de unos segundos.
— De acuerdo, entonces, lo que quieres hacer es ¿Matar a Changbin?, ¿Así lo vas a detener? — soltó con clara ironía, con tal de hacerlo entrar en razón.