«Y es cuando otras personas se involucran en su destino, que se dan cuenta de que los problemas que habían atravesado a sus dieciocho años no se comparaban a los de diecinueve, y que proteger su corazón resulta más difícil que intentar salvar al mun...
Abrió la puerta, encontrándose con la persona que menos quería ver en la primera hora de su día. Esperó a que éste hable mientras una mano seguía sosteniendo la puerta. Entrecerro los ojos con recelo ante el silencio del contrario.
— ¿Qué se te ofrece, Minho? — interrogó, para acabar con el incómodo momento.
— Quería hablar contigo. — respondió mirándolo.
— Pues parece que no, ya que no has dicho ni una palabra hasta ahora. — dijo con obviedad y el mayor se mordió la mejilla por dentro.
— Te extraño, Hannie. — admitió siendo sincero, pero en el rostro de Jisung no había algún tipo de emoción.
— ¿Qué esperas que haga? — cuestionó con enfado. — ¿Que vuelva contigo?, ¿Quieres que deje que me veas la cara de estúpido otra vez?
— Jisunggie-
— No. — lo interrumpió. — No me vuelvas a decir otra mierda más. — su voz era inestable. — Porque . . . Porque si lo vuelves a hacer . . . Yo . . . Creo que te creeré. — añadió al borde de las lágrimas. — Creeré nuevamente en ti y en tus promesas de mierda.
— Yo . . .
— Tú nada. — y con una mirada llena de resentimiento, cerró la puerta, haciendo resonar el golpe en los oídos del pelinegro.
Tragó saliva ante el nudo que se le había formado en su garganta. Se apoyó en la puerta, deslizando su cuerpo hasta caer sentado en el piso, y dejar caer con libertad las lágrimas que reclamaban por salir de sus ojos. Cerró sus párpados, volviendo en su mente el recuerdo del día anterior.
— Si Seungmin manda la señal de la tormenta — había dicho Lee mientras se sentaba a su lado — deja tu orgullo de lado y ven a mí. — ambos conectaron miradas — Yo te protegere.
— Dudo que me protejas más a mi que a Felix. — había atacado por lo bajo el menor, para luego dejarlo solo, sentado en la cama de aquella habitación.
Han Jisung no estuvo listo para muchas cosas. No estuvo listo para ir a la escuela a los seis años. No estuvo listo para dejar sus juguetes cuando tenía doce años. No estuvo listo para recibir la declaración de amor de una niña a los catorce años. No estuvo listo para crecer y dejar a sus padres a los dieciocho. No estuvo listo para aceptar que le gustaba los chicos. No estuvo listo para tener su primer novio, siendo éste Minho. No estuvo listo para soportar el dolor de un corazón. Y no estaba listo para perdonarle. Lo peor era de que no estaba listo para ser rey, y todo aquello se le juntaba, dentro de su cabeza, dentro de su corazón; pues Jisung no entendía que ninguno estaba listo para muchas cosas que la vida le ponía al frente; tal vez Han estaba mejor al lado de Lee, pero como se ha dicho anteriormente, él no estaba listo para perdonarlo y volver con Minho. Hay personas que necesitan más tiempo para sí mismas, y tal vez ese tiempo, Han, lo utilice para aclarar su mente.
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