^¦ V. Llorar ¦^

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Había pasado un mes desde que Jeongin había despertado.

Habían pasado dos meses desde que él había desaparecido frente a sus ojos.

Desde entonces, cada día pensaba en ello, en sus errores, y debía admitir que aún dolía. En primer lugar, nunca debió quedarse quieto cuando vio a Jeongin acercarse a besarlo, pero es que, en aquel momento había recordado la primera vez que el menor había intentado besarlo y él lo rechazó, se sintió culpable y por esa razón sólo dejó que pasara, pero nunca pasó por su cabeza que Seungmin aparecería ahí. Luego, el recuerdo de él diciéndole todas esas cosas feas cerca al viejo árbol hizo que su corazón se encogiera de arrepentimiento y dolor, el peor sentimiento era ese, el saber que sino fuera por sus acciones, entonces posiblemente el pelirrojo estaría ahí, en su habitación, en espera de que él vaya y lo bese.

Todos aquellos pensamientos vinieron de golpe cuando se vio parado frente a la puerta de la habitación del dueño de su corazón. Comenzó a morder su labio inferior con ansiedad, no estaba seguro de entrar, puesto que podría ser de ayuda para su estado mental pero, por otro lado, era posible que se ponga peor y sea atacado con muchos recuerdos que estaba seguro que reviviria al entrar.

Soltó un largo suspiro y miró a distintas direcciones, ninguno estaba en su habitación, o al menos eso creía, puesto que últimamente todos se habían alejado de todos, y él que no sabía estar solo había estado acompañado por Jeongin todo ese tiempo. Después de unos segundos abrió la puerta e ingresó a la habitación, la cual lo recibió con el aroma embriagador de Seungmin.

 Después de unos segundos abrió la puerta e ingresó a la habitación, la cual lo recibió con el aroma embriagador de Seungmin

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La cama en donde dormía era más grande que la que tenía en la cabaña.

El lugar en donde entrenaba era más grande que el de la tierra.

Cuando tenía hambre alguien le traía algo de comer, en la cocina de la cabaña él tenía que prepararse algo.

El palacio donde vivía era más espacioso que la cabaña. Más lujoso, con distintas personas amables y . . .

— Pero se siente vacío. — murmuró el pelirrojo con la voz quebrada, estando echado en su cama después de entrenar durante horas. — Extraño mi cama . . . Extraño a mis amigos . . . Extraño a . . .

— Hyunjin. — manifestó una segunda voz en su habitación.

Seungmin se levantó de golpe y observó la mirada de Jungkook sobre él. De cierta forma era molesto que siempre entrara sin avisar, aunque sabía que no había espacio para dar reclamos.

— ¿Cómo sabes? — interrogó el menor y el castaño esperó a que prosiga. — ¿Cómo sabes que extraño a . . . Hyunjin?

— Te leí la mente. — respondió el mayor con simpleza y el pelirrojo fruncio el ceño.

— No te di la autorización para hacerlo. — se quejó molesto — Es mi cabeza.

Jungkook soltó una carcajada como si verlo molesto fuese lo más divertido del mundo.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒅𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora