^¦ XI. 09/09/99 ¦^

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En la mayor parte de su vida el fuego había significado mucho. Era tan cálido que lo hacía sentir bien. Cuando lo creaba se sentía poderoso y todos temían de él.

Las cosas no eran difíciles al ser un príncipe, pero eran tan aburridas que generaba problemas con tal de conseguir alguna reacción en su padre. Recordaba su ceño fruncido y sus gritos, recordaba el rechazo de su madre, pero no recordaba a su reino. No tenía en su memoria a la gente, pues estos le temían y nunca se tomaban el tiempo de conocerlo. Changbin muchas veces se pregunto si su don era una clase de hechizo maligno o un don real, uno que realmente ayudaría.

Observó por el rabillo del ojo a Felix bajo las sombras del árbol. El rubio no podía exponerse por mucho tiempo al sol de la mañana, y le daba tristeza que no pueda experimentar eso junto a él.

— ¿Te gusta? — le preguntó con una sonrisa.

— El sol es realmente increíble, pero el calor que genera no. — contestó sincero; ambos rieron.

— Es una pena que no puedas disfrutar de un día de campo. — comentó con un puchero.

— Es una pena que no puedas disfrutar de la nieve. — opinó el rubio y el mayor asintió.

— No podemos disfrutar de varias cosas juntos. — admitió; ambos bajaron la mirada de repente entristecidos.

Ser realmente opuestos era una gran dificultad en su relación. No podían compartir de sus propios gustos y hasta en algún momento llegaron a pensar que no llegarían a ningún lado, que no funcionaría y que se harían daño. Pero todo cambiaba cuando sus miradas se conectaban y sus labios se encontraban. De esa forma, todo valía la pena.

Jungkook pudo ver como Youngjae, Mark y Jennie salían primeros de la oficina real

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Jungkook pudo ver como Youngjae, Mark y Jennie salían primeros de la oficina real. Luego Jisoo, acompañada de unos guardias, era acompañada a otro lugar. Rápidamente se acercó y se asomó por la puerta. Vio a SeokJin, el cual lo notó también. Percibió la mala mirada de Namjoon y entró.

— Un gusto saludarlos nuevamente. — dijo con una pequeña sonrisa de labios.

Namjoon y Jackson mantenían el rostro serio. El rey se apresuró en hablar.

— Ya pueden irse. — informó con dureza.

Los invitados no pudieron hacer otra cosa más que obedecer. Jungkook hizo caso omiso a la mirada penetrante de Namjoon sobre él. Cerró la puerta y observó como la única persona que lo acompañaba en el lugar se sentaba en una silla.

— ¿Y qué fue todo eso? — interrogó sin tantos rodeos.

— Tuve que organizar esa reunión de último momento por una urgencia. — comentó, mirando a otro lado.

S T R A Y : 𝒌𝒊𝒅𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora