CAPÍTULO 1 - La Jauría

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-Oli, cuatro chupitos de tequila.

-Enseguida Mari.

-Ponlos en nuestra cuenta y te pagamos luego.

-No, de eso nada, a esto invita la casa, y a la primera cuando terminéis. Me tenéis esto lleno y es lo menos que puedo hacer.

-Ea, pues muchas gracias. No seré yo la que te diga que no.

Las noches de los viernes en el 'Olivia' era ya algo habitual para ellas. Les resultaba hasta liberador. Natalia disfrutaba con aquello y sabía que sus amigas también. Ninguna se había podido dedicar a lo que realmente amaban en la vida, la música; pero aunque no pudiesen vivir de ella sabían muy bien como disfrutarla. Y cada viernes se sucedía el mismo ritual: llegaban al Olivia- un pub del centro de Madrid que los días de diario era un lugar tranquilo, pero los fines de semana se transformaba en un ambiente de música y diversión-, preparaban los instrumentos hasta que la gente comenzaba a llenar el local y María pedía sus habituales cuatro chupitos, cada semana de algo diferente para sorprender. Y para calentar la voz, decía ella.

-Chicas, va, que invita Oli, así que hasta el fondo - dijo María levantando su vaso para brindar con una sonrisa.

-Pues por Oli - habló Marta siguiendo el gesto.

-Algún día me matáis con tanto alcohol gratuito, pero va, por Oli - dijo Julia levantando el vaso y mirando a Natalia esperando a que hablase. Pero esta no lo hizo, tan sólo levantó su vaso con un gesto de su cabeza y las demás chocaron el cristal para después tragar el líquido amargo... así, sin limón ni sal.

-¡Mari, por dios, a la próxima algo mas ligerito! - pidió Julia con la voz ronca y cerrando los ojos con fuerza.

-¡Anda ya, exagerá! Si esto está to bueno - dijo Marta riéndose de su amiga.

-¿Ves Juli? Por cosas como esta es que me llevo a Martita de fiesta y no a ti.

-Si te la llevas para beber matarratas, por mi está bien así.

-Si es lo mejor del mundo Julia. Calienta la garganta... y lo que no es la garganta - señaló levantando las cejas mientras reía.

-¿Y pa qué quiero yo calentarme si luego no tengo con quien desfogá, chiquilla?

-Eso son pequeñeces... hay mucho peces en el mar - explicó abriendo los brazos hacia la gente que había a su alrededor como reforzando su afirmación - Si no siempre te quedará tu propia mano.

-¡Mari, ya empezamos!

-Ay Marta, ¿pero ahora que he dicho? Si es lo más normal del mundo.

-Madre mía... parece que tenéis tres años - dijo Natalia interviniendo por primera vez en toda la conversación.

-Dos, chavala, tenemos dos - contestó Julia poniéndole dos dedos frente a su cara.

-No, si ya veo...

-Y tu parece que tienes ochenta con esa cara de amargada intensa que nos traes hoy - dijo María de carrerilla mirándola fijamente.

-¿Amargada intensa? Vaya, eso es nuevo - señalo cruzándose de brazos ante el comentario de su amiga.

-¿Es que se puede saber qué te pasa hoy? De verdad que estas mazo rara - preguntó Marta sin querer molestarla.

-No me pasa nada, tan solo estoy intentando concentrarme.

-¿Concentrarte? ¿Desde cuándo necesitas concentración para salir a cantar, morena? - preguntó Julia intrigada.

-Desde que esto se llena como si fuese un concierto del puto Justin Bieber.

GATA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora