Miraba por la ventana observando cómo caía la noche mientras que el tráfico se acumulaba en las calles de Madrid. Contemplaba embobada el trasiego de gente que caminaba apresurada, imaginándose hacia dónde irían con tanta prisa, sus vidas, inventándose historias que podrían terminar perfectamente convirtiéndose en canciones. Siempre se le había dado bien eso de fantasear con aventuras de amor, pena, pasión y dolor viendo tan sólo las caras de la gente, escribiéndoles en a penas unos versos un mundo de posibilidades. Sonrió al darse cuenta que nunca antes se las había escrito para sí misma y que aquello, afortunadamente, había cambiado.
Giró el rostro y suspiró mientras se le perdían los ojos por la estantería repleta de libros que tenía en frente. Se sentía bastante tranquila y relajada, no como las primeras veces en las que se había sentado en aquel sillón. Sus manos descansaban entrelazadas en su regazo y vestía un gesto calmado en el rostro, y es que las cosas habían cambiado mucho desde que cruzó aquella puerta hacía ya muchos meses. El corazón ya no le latía apresurado, ni la sangre le retumbaba en los oídos. No le sudaban las manos, ni se las llevaba al septum en su habitual gesto nervioso. Tampoco movía la pierna de manera compulsiva ni miraba hacia todos lados como esperando que saliese alguien de las paredes para señalarla con un dedo acusador por estar allí. No.
Se sentía más que bien y eso era algo que, precisamente, debía agradecer a ese pequeño espacio que se había llegado a convertir en uno de sus lugares seguros.
-¡Perdón! - llamó Mamen su atención entrando en la consulta apresurada - Lo siento, Natalia, pero he tenido un imprevisto y he tenido que salir a una urgencia antes de tu consulta.
La mujer dejó su bolso sobre la mesa y se quitó la chaqueta, acalorada como estaba por la carrera. Se sentó en su silla y buscó entre sus cosas la libreta donde siempre anotaba lo que le parecía importante de las sesiones. Natalia sonrió al verla así, pues a pesar de ser una mujer adorable y comprensiva, siempre se había mostrado distante con ella, pues su papel de psicóloga era lo que requería.
-Tranquila, Mamen, no tengo prisa - aseguró dedicándole una media sonrisa - Además, esté sofá es muy cómodo.
-Sí que lo es - le sonrió de vuelta - Pero de verdad, siento haberte hecho esperar.
-No pasa nada.
-Bueno, pues vamos a empezar ya - se puso de pie y rodeó la mesa, colocándose en su butaca frente a Natalia y abrió la libreta, dispuesta a arrancar. La morena se giró con todo el cuerpo hacia ella para prestarle atención - Lo primero, ¿cómo estás?.
-Bien, muy bien, la verdad - asintió con una sonrisa, viendo cómo Mamen se la devolvía.
-¿Todo va bien?
-Sí, las cosas siguen marchando bastante bien respecto a todo lo que me importa.
-¿Y cómo te sientes al respecto?
-Pues... feliz - dijo encogiéndose de hombros - Siento que... estoy en paz, a gusto con lo que hago, con quien estoy y, sobre todo, con quien soy. Y realmente cuando llegué aquí el primer día no pensé que esto podría llegar a pasar, que te lo estuviese diciendo así, tan tranquilamente. Lo veía realmente difícil.
-Bueno, ese era el objetivo, Natalia, así que no hagas de menos el camino que has tenido que recorrer para llegar hasta este punto.
-No, no lo hago - negó con vehemencia - Todo este proceso ha sido muy importante para mí. Y duro... bastante duro. Darme cuenta de lo mal que lo hacía con todo el mundo ha hecho que durante un tiempo haya llevado sobre mí una culpa que he aprendido a solventar.
-¿Cómo la solventas?
-Pues... a esas personas que me importan y que antes no tenía en cuenta, que no les prestaba la atención que merecían, ahora lo hago. He comprendido que no puedo ir por el mundo sola, que siempre se necesita la ayuda de los demás, sea de mayor o menor magnitud, y que hay quien me va a necesitar a mí. He decidido estar, sólo eso.
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GATA NEGRA
FanficNatalia Lacunza siempre ha vivido al margen de cualquier responsabilidad que involucrase a cualquier persona que no fuese ella misma y tampoco da oportunidades a nadie para no tener que cargar con ciertos sentimientos en su vida. No sabe lo que es e...