Capítulo 8 - Gilipollas

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Bailaba al ritmo de las canciones dejándose llevar por las melodías mientras sujetaba un botellín de cerveza con una mano. Miki y África la acompañaban en su locura brindando cada dos por tres por los amigos y cantando a pleno pulmón las canciones que las chicas de La Jauría iban tocando. Sintió de pronto unos brazos rodeándola por la cintura y se asustó un poco, dándose la vuelta para descubrir a Dave detrás de ella sonriendo y bailando.

-¡Joder, Dave, qué susto me has dado! – gritó cerca de su oído para que la escuchase sobre la música.

-Perdón, no lo pensé muy bien – se disculpó.

-Tranquilo – sonrió ella - ¿Y los demás?

-Carlos y Noe han ido a pedir a la barra. Os he visto y he venido a saludaros. Ellos ahora vienen.

-Guay.

-¿Sólo estáis vosotros tres? – preguntó saludando a los demás.

-Damion está en el baño, y Famous y Joan por ahí... que creo que han ligado – dijo sonriendo – Los demás no han podido venir.

-Bueno, somos suficientes para el fiestote – dijo arrancándose a bailar.

Tras un rato, Noelia y Carlos se unieron a ellos y Damion regresó del baño. De los otros dos no había señales de vida. Siguieron bailando y bebiendo hasta que llegó el tema que Alba más adoraba; Natalia de nuevo mostraba al público un pequeño trozo de su alma con aquella interpretación y ella sentía desfallecer otra vez al escucharla. Nunca se cansaría.

-Reche... las babas – se acercó Miki a su oído riendo.

-Calla Miki – le dio un manotazo en el pecho.

-Auch... qué agresividad – contestó sobándose el lugar donde le había dado – Yo sólo comento lo obvio.

-Bueno, pues no comentes. Es lo mejor – dijo ofuscada por la situación. Sabía que por mucho que aquella chica le atrajese, nunca podría suceder.

-Está bien... - dijo levantando las manos - ¿Un cerveza?

Alba asintió y Miki se marchó a la barra para pedir las bebidas. Se quedó pensando por unos instantes en que, a pesar de que Miki la conocía a la perfección y sabía cuando le gustaba alguien, si los demás también se darían cuenta de lo que le pasaba. Ella era como un libro abierto y no solía ocultar las cosas, pero aquella situación era muy diferente... Natalia era diferente.

-¿Qué te ha hecho? – preguntó una voz a sus espaldas que pudo reconocer.

-¿Qué? – preguntó mirando a Natalia a los ojos. "Dios, está guapísima".

-Miki, que qué te ha hecho. He visto que le has soltado un guantazo – dijo riendo.

-No ha sido un guantazo, sólo un manotazo inofensivo – aclaró – Y no me ha hecho nada.

-Tu cara no dice lo mismo, rubia – dijo Natalia observando el brillo apagado de sus ojos -¿Estás bien?

-Sí, no te preocupes. Son rayadas mías – contestó quitándole importancia. Ahora que la tenía delante prefería no pensar.

-Ya... - dijo no muy convencida – Bueno, ¿y qué tal estás?

-Bien... aburrida de estar en casa, ya sabes... - dijo encogiéndose de hombros y viendo cómo Natalia se llevaba una mano al piercing de su nariz. Se estaba poniendo nerviosa.

-Ya... tus aburridas vacaciones... ¿Qué lata, eh? – se burló la morena.

-Oye, no es que sean aburridas... es que soy una persona de estar haciendo muchas cosas... y bueno, no tener nada que hacer me aturde un poco. Pero agradezco el descanso – contestó riendo – Aunque agradezco mucho que cierta artista me haya enviado su trabajo para ir seleccionando material para su futura exposición.

GATA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora