-Hola Alba.-Hola.
Alba había respondido de manera automática, pero al ver cómo Natalia no volvía a articular palabra y se llevaba su mano libre al septum de su nariz, decidió seguir ella con la conversación.
-¿Ahora soy Alba?
-¿Qué? – preguntó confusa.
-Nada de rubia, ni palomita... ¿Por qué hoy soy Alba?
-Verás... yo, es que... - intentaba hablar con coherencia y Alba se dio cuenta de lo nerviosa que estaba – Sólo quería decirte que lo siento. Anoche me porté fatal contigo.
-Sí, lo hiciste – sentenció Alba notando cómo los ojos de Natalia se clavaban en los suyos con cierto aire de dolor.
-De verdad que lo siento, no era mi intención hacerte daño – siguió hablando mientras bajaba la mirada. Era incapaz de mantener la vista en alto cuando se trataba de ella y más sabiendo que estaba molesta.
-No me hiciste daño, Natalia, tan sólo me desconcertaste – aseguró suavizando un poco el tono – Daño se hace a las personas que te quieren... como María.
Natalia levantó entonces la vista de nuevo a sus ojos y vio que le estaba hablado con sinceridad. No estaba enfadada, pero le estaba diciendo las cosas claras y aquello le gustó... a pesar de la situación.
-Ya, con ella sé que la he cagado mucho, pero hablaré con ella, no te preocupes.
-Es muy buena tía, no sé cómo te aguanta – dijo riendo.
-Ni yo, la verdad – le devolvió la sonrisa sintiendo cómo la situación se iba destensando por momentos.
-Lo cierto es que sí que me molestó un poco tu reacción de anoche. Es verdad que no nos conocemos ni somos amigas, pero no entendí una mierda de lo que pasó.
-Ahh – suspiró Natalia antes de hablar – Creo que no puedo explicarlo ni yo.
-¿Tienes... algún problema o algo así? – Se atrevió a preguntar Alba – Si necesitas ayuda sólo tienes que pedirla; pero si lo que necesitas es hablar, dicen que soy muy buena escuchando.
-Gracias Alba, pero estoy bien. Sólo son rayadas mías – y no podía decirle que el motivo de esas rayadas era ella.
-Comprendo que no quieras contarme nada, nos acabamos de conocer como quien dice... - sonrió resignada. Era imposible hacerla hablar y sabía que lo necesitaba.
-No es eso... en realidad no cuento mis cosas a nadie, ni siquiera a mis amigas – dijo encogiendo los hombros.
-Pero si para eso están las amigas. Además, por lo poco que las conozco sé que no te van a juzgar. Sea lo que sea lo que te pase, debes confiar en ellas.
-Confío en ellas, más que en nadie en esta vida, pero... no sé, supongo que soy así, cerrada como una ostra.
-Yo sé abrir ostras – dijo de manera inocente como queriendo darle a entender que ella podría ayudarla.
-¡Já! – Rio Natalia ante el comentario – Prefiero no comentar eso.
-Pero qué mal pensada eres... - rio con ella negando con la cabeza – No me refería a eso.
-Sé que no, pero me ha hecho gracia, palomita.
-¿Otra vez soy palomita? – preguntó con una sonrisa. En verdad lo echaba de menos.
-Nunca has dejado de serlo. Pero me daba miedo llamarte así sabiendo que estabas enfadada conmigo.
-Ya te he dicho que no estaba enfadada, sino confundida. No sabes la frustración que he tenido todo el día pensando en qué había hecho mal para que te pusieses así.
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GATA NEGRA
FanfictionNatalia Lacunza siempre ha vivido al margen de cualquier responsabilidad que involucrase a cualquier persona que no fuese ella misma y tampoco da oportunidades a nadie para no tener que cargar con ciertos sentimientos en su vida. No sabe lo que es e...