CAPITULO 2 - Amigos

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Las sábanas se le enredaban en las piernas mientras se desperezaba en la cama viendo cómo la luz del sábado entraba por la ventana de su cuarto. Alargó el brazo para coger su teléfono de la mesilla y vio que ya era mediodía. La noche anterior la cosa se había alargado más de lo habitual y había llegado a casa muy de madrugada, pero no le importaba mucho, pues los recuerdos de lo vivido le hacían sonreír. Había conocido a gente nueva, cosa que siempre le había encantado, y además le parecían unas personas muy agradables. Las chicas de La Jauría les habían acogido en su círculo a Miki y a ella y había pasado una noche de lo más interesante. Pudo conocer un poco la historia de aquel grupo de chicas, cómo se conocieron y cómo se lanzaron a cantar cada viernes en el Olivia. Al parecer todo había comenzado con una idea loca de María al escuchar una noche de fiesta a Natalia cantando con su guitarra en la terraza de su casa; se quedó tan alucinada con su voz que le propuso montar algo con sus dos amigas, Marta y Julia. Y la cosa les salió bastante bien.

María le había caído súper bien. Era una tía muy abierta y agradable, se podía hablar con ella de cualquier cosa y había podido comprobar también que estaba un pelín loca. Julia, por su parte, le había parecido una chica con las cosas muy claras y, a pesar de su apariencia dura, era muy graciosa; además, le encantaba su risa. Y Marta más de lo mismo, sus paranoias mentales eran dignas de escuchar. Y bueno, todas cantaban de manera espectacular.

Pero claro, su mente no paraba de viajar a aquellos ojos oscuros de la morena, la más enigmática de las cuatro y la que más le había hecho vibrar aquella noche con su voz. Aunque realmente no comprendía cómo encajaba aquella chica entre las otras tres del grupo... eran como la noche y el día, o al menos eso es lo que pensaba Alba que Natalia quería aparentar. No dejaba de recordar la breve conversación que tuvieron y cómo se había dado cuenta que aquella chica levantaba mil muros a su alrededor para que nadie pudiese llegar hasta ella, pero Alba había visto algo es su mirada que le hacía estar segura que Natalia era mucho más de lo que mostraba a los demás. Además, la manera en la que huyó cuando Alba le dijo que la veía como una gata negra que se escondía detrás de la pantera, no hizo más que confirmar la teoría que rondaba por su mente. Cuando acabó su actuación la vio bailar y beber a lo lejos, sola, pero siempre acompañada, dejando que se acercasen a ella, dejando que la tocasen pero sin llegar a más con nadie; provocando miradas. Hasta que vio cómo un chico llamó su atención y se lanzó a sus labios como si no hubiese nadie más a su alrededor.

Con todos esos pensamientos por su cabeza se levantó de la cama y salió de su cuarto. Sus compañeras de piso, Sabela y África, estaban en la cocina preparando la comida mientras escuchaban la música que salía por la radio.

-Buenos días.

-Dirás buenas tardes, dormilona – le dijo Sabela sonriendo mientras metía una bandeja en el horno.

-Necesitaba dormir mucho, anoche ni sé a qué hora llegué.

-Pues después de las cinco, cariño, porque es la hora a la que llegué yo y vi que no estabas en tu cama – intervino África.

-Madre mía... si es que se nos fue de las manos – aseguró tapándose la cara con las manos.

-¿Saliste con Miki? – preguntó Sabela dándole un vaso de agua.

-Sí, fuimos a ver a grupo del Olivia de que tanto nos ha estado hablando.

-Y por lo que veo bien, ¿no?

-Demasiado bien – contestó sonriendo – Son espectaculares tías, de verdad que sí. Miki esta vez no exageraba.

-Pues para que tú digas eso, de verdad que tienen que ser buenas – señaló África mientras se movía por la cocina sacando las cosas para poner la mesa.

GATA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora