Capítulo 33 - La isla

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El ambiente del set aquella mañana era bastante agradable. La música de la radio, las risas y el disparador de la cámara llenaban el espacio, junto a los focos y luces de colores que servían para acondicionar el estudio. Natalia sonreía mientras daba indicaciones a los modelos que posaban para su objetivo. Se sentía bien y bastante cómoda con lo que estaba haciendo, pero sobre todo por que el baboso de su jefe había salido de viaje y no se encontraba por allí pululando y poniendo pegas a absolutamente todo. Últimamente parecía que estaba algo más calmado y a penas se metía en su trabajo, pero seguía pareciéndole asquerosa su manera de actuar con las modelos que por allí pasaban. Y seguía haciéndoselo saber, por supuesto.

Natalia miraba a través de su cámara a los dos chicos que posaban para ella, rodeados de decenas de motivos navideños. La edición especial saldría a principios del mes de diciembre y tenía bastantes sesiones parecidas esos días. Había mucho trabajo que hacer, pero lo tenía todo muy bien organizando como para no tener que preocuparse por ello.

Tras un par de cambios de vestuario y decorado más, dio por finalizada la sesión y salió del set tras despedirse de los dos chicos que le habían hecho la mañana un poco más entretenida. Se sentó frente a su mesa y revisó las fotografías que acaba de realizar, seleccionando las mejores y anotando las que consideraba que debía retocar. Se encaminó después a la cafetería, muerta de hambre como estaba, pues no le había dado tiempo a desayunar y llevaba toda mañana con tan sólo un café en su organismo. Pidió una ensalada con pollo y frutos secos y un refresco, sentándose en su mesa habitual junto a la ventana, observando el cielo despejado de Madrid.

Comía tranquila mientras escuchaba el murmullo de la gente de fondo, entreteniéndose con su móvil mientras echaba un ojo a Twitter e Instagram.

-Hola, Natalia.

Levantó la vista del teléfono y vio a Miriam parada junto a su mesa con su bandeja mientras la miraba sonriente. Tras ella había una chica morena que no conocía, esperando también con una bandeja en la mano, pero con la mirada perdida en todas partes.

-Hola, Miriam - contestó regresando su atención a ella - ¿Cómo estás?

-Bien - asintió - ¿Te importa si nos sentamos contigo?

-Eh... no, claro que no.

Natalia se sorprendió por que Miriam se hubiese acercado a ella y se mostrase tan amable. La última vez que hablaron de algo que no fuese trabajo no es que terminase la cosa muy bien, así que suponía que estaría molesta con ella. Pero nada mas lejos de la realidad. Realmente Miriam era una chica bastante agradable y Natalia sabía que era una buena tía. Su problema principal era con su perenne acompañante, Lola. De verdad que no la soportaba.

Pero tampoco que es Natalia soliese compartir su tiempo de descanso con nadie más, pues realmente aprovechaba para seguir ultimando detalles de trabajos pendientes y demás, por lo que evitaba las distracciones. Además, tampoco buscaba relacionarse con sus compañeros más de lo necesario, siempre con su lema de no mezclar a los amigos con el trabajo. Pero de repente notó cómo algo le hizo click en la cabeza y supo que aquella manera de actuar formaba parte de la antigua Natalia, la que huía de la gente y se apartaba por miedo a que viesen su verdad.

Sonrió de manera inconsciente, sorprendida de sus propios pensamientos y por cómo había avanzado tanto en reconstruir su interior; tanto, que se veía capaz de abrirse a personas a las que, normalmente, no le hubiese dado ni una oportunidad.

-Mira, ella es Silvia - habló Miriam señalando a la chica morena que se sentó junto a ella - Es la nueva becaria de la revista y me han asignado como su tutora. Acaba de llegar hoy y le he estado enseñando un poco cómo funciona todo esto.

GATA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora