Capítulo 26 - Cantar los problemas

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Un tono.

Notaba que le temblaba la mano, pero ya era hora de contar aquello. Tarde o temprano tenía que hacerlo.

Dos tonos.

Era una de las mejores noticias que últimamente podría dar, pero aun así estaba nerviosa. No lo podía evitar.

Tres tonos.

Aquella mañana Alba le había avisado que iba a empezar a enviar las invitaciones y ya no podía retasar más la noticia.

Cuatro tonos.

La pantalla cambió y la cara de Elena apareció en su teléfono, completamente extrañada.

-¿Nata? ¿Me estás haciendo una videollamada o es que te has confundido?

-Hola Ele. No, no me he confundido - dijo conteniendo los nervios.

-¿Y este honor? - preguntó con una sonrisa su hermana.

-Pues... es que tengo que contaros algo y prefería hacerlo a la cara, aunque sea por aquí.

-Pero... ¿ha pasado algo? ¿Estás bien? - preguntó Elena cambiando el gesto de su rostro.

-No, tranquila, no ha pasado nada - sonrió para tranquilizarla - Es algo bueno, no te preocupes.

-¿Si? Pues cuéntame - dijo emocionada.

-No, espera. ¿Estás en casa?

-Sí.

-¿Están Santi y la tía?

-Eh... la tía sí, Santi no lo sé. ¡Ay, Nata, me estás poniendo nerviosa!

-Anda, ve a buscarlos y así os lo cuento a los tres - dijo entre risas viendo la emoción de Elena.

-¡Voy!

Elena saltó de la cama y Natalia ya sólo veía borrones a través de la pantalla. Escuchaba los pasos apresurados de su hermana y cómo llamaba a su tía Andrea a voces. Más carreras y más gritos, esta vez para Santi. Pasados un par de minutos y de todo el jaleo, Natalia pudo ver, por fin, y con una sonrisa en los labios, cómo su hermana se colocaba sobre la cama de su hermano con él al lado y su tía al otro, mirándola los tres con una cara de incertidumbre y sorpresa dignas de enmarcar.

-Hola Natalia, cariño. ¿Qué pasa? - preguntó Andrea con el rostro desencajado.

-Hola - dijo Natalia sonriendo y levantando la mano para saludar - No pasa nada, tranquilos, de verdad.

-Es que esto es muy raro - dijo Santi aún con cara de susto - Siempre nos hablas por Wathsapp y como mucho llamas a la tía.

-Ya, lo sé. Pero esto es importante y quería ver vuestras caras cuando os lo dijese.

-¡Pero dinos ya lo que sea, que me tienes atacá! - gritó Elena intentando mantener el teléfono en vertical.

-A ver... veréis, es que hace unos meses conocí a una chica... bueno, Alba, la amiga con la que me fui a Menorca.

-Ya, la amiga, amiga, ¿no, Nata? - preguntó Santi riendo.

-Shuu, escucha - riñó Andrea dándole una colleja pasando el brazo por detrás de Elena.

-Bueno, pues resulta que Alba trabaja en un museo y prepara exposiciones a artistas que no son conocidos o que quieren empezar en el mundillo.

-¿Y eso que tiene que ver contigo? - cuestionó Elena nerviosa.

-Pues que vio unas fotos mías y le encantaron. Así que hemos preparado una exposición y la inauguramos en un par de semanas - dijo al fin con una enorme sonrisa en los labios.

GATA NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora