Miraba el cielo despejado de Madrid mientras daba una calada a su cigarro. Tenía mil ideas rondando por su cabeza e intentaba focalizarlas una a una para poder organizarlas, plasmar algo coherente en la libreta que descansaba en la mesa a su lado. Llevaba toda la mañana allí sentada, queriendo canalizar la inspiración con la que se había levantado. No había podido aguantar mucho tiempo en la cama desde que escuchó a María trastear por la casa antes de irse a trabajar y, mucho menos, cuando el recuerdo de los días anteriores habían llegado como un huracán, dejando sobre su cama cientos de frases inconexas entre sí, pero que la habían animado a levantarse para apuntarlas en su cuaderno antes de que se olvidasen.
Veintiocho palabras. Eso era lo que tan sólo había conseguido en las dos horas que llevaba allí plantada tras tomarse el desayuno. Nunca le había costado tanto seguir el hilo, así que intentaba relajarse para que las letras fluyeran solas de entre sus manos. Apagó el cigarro y alcanzó su guitarra, intentando ahora que aquella inspiración saliese a través de sus dedos. Entonó las primeras frases, siguiendo el método ensayo-error hasta que dio con una melodía que le encajaba para aquel par de estrofas.
"Justo al centro
Tú llegaste, como un anticiclón
Justo al centro
Disparaste, yo perdí la razón.
Tejes una tela de araña
Quemando mis entrañas
Llegando a aquel rincón"
Un nuevo "click" en su cabeza y más palabras revoloteando en el aire se lanzaron a su libreta sin aviso. Le encantaba cuando le pasaba aquello, cuando los versos se disparaban frente a sus ojos sin saber muy bien lo que significaban, lo que quería decir con ellos, pero que en realidad tenían todo el sentido del mundo para ella.
Los días que había pasado junto a Alba en Menorca, con su hermana y sus amigos, lo bien que se había sentido, la facilidad que tenía para abrirse con ella, contarle sobre sus monstruos... todo eso se arremolinaba en su pecho desde que se había levantado e intentaba reflejarlo en aquella hoja de papel, en los acordes de su guitarra negra. Recordaba cómo desde que se habían montado en aquel avión de vuelta no podía dejar de pensar en que la perdería de algún modo, que separarse de ella sería lo más difícil que había hecho en la vida. Sonaba intenso, pero era lo que sentía en aquel instante en el que las caricias de Alba sobre su brazo la transportaban a tener unos sueños completamente diferentes a los que había tenido hasta que la conoció. Una sensación de vértigo se incrustaba en su ser cada vez que pensaba en ello, en cómo iba perdiéndose cada vez más en aquellos ojos dorados que la tenían completamente aturdida, desorientada.
Leyó de nuevo lo que acababa de escribir y aquellas palabras fueron como una auténtica bomba de verdad cayendo sobre su cabeza.
"Veo saltar de mis pestañas
Todas esas legañas
De sueños de ventana de avión.
Corro sin mirar hacia un vacío existencial
Noto como la sal se incrusta en mis heridas
Caigo de cabeza
Sé que me voy a empapar y yo no sé nadar
Perdida en este mar"
Siguió con la melodía y cantó. Y sonrió y lloró a la vez; de la emoción y de la certeza que aquella canción le estaba sirviendo como bálsamo para su alma, para exteriorizar todo lo que se había estado reteniendo durante la última semana para sí misma. Verter en sus canciones sus temores, sus alegrías y sus esperanzas le resultaba terapéutico a veces, y esta se llevaba la palma.
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GATA NEGRA
Fiksi PenggemarNatalia Lacunza siempre ha vivido al margen de cualquier responsabilidad que involucrase a cualquier persona que no fuese ella misma y tampoco da oportunidades a nadie para no tener que cargar con ciertos sentimientos en su vida. No sabe lo que es e...