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OKSANA.
22 de Junio 2022.
-Señorita, su hermano espera por usted abajo.- Tocan la puerta de la suite.

-Dígale que ya voy.- Digo poniéndome labial.

Agarro mi bolso de mano, meto lo necesario y me pongo el abrigo.

-Hola, hermanita, ¿nos vamos?

•••

Joder, Natasha!- Le grita. -¿¡Acaso no sabes cumplir mis ordenes!?

-Yo...

El tal Semyion alza su mano dispuesto a golpearla, mientras que ella simplemente agacha la cabeza como auto defensa.

Carraspeo captando la atención de Semyion, quién rápidamente baja su mano y me mira con una sonrisa.

-Romina, ya sabes lo que tienes que hacer.- Le dice a una chica con rasgos latinos.

La chica asiente y se lleva a la tal Natasha agarrándola fuertemente del brazo.

-Lo siento.- Nos mira a Alek y a mí. -¿Quieren un poco más de champagne?

-Por supuesto.- Responde Alek como si nada haya pasado, mientras yo sigo callada.

Me levanto con mi bolso y me encamino al baño mientras oigo que mi hermano me llama sin entender qué me pasa.

Mientras camino puedo ver desde un grupo de mujeres tocando a un hombre por todas partes en un sofá, hasta a otras haciéndoles trabajitos manuales y orales allí mismo a otros hombres.

Todo el mundo está con mascaras estilo venecianas y practicamente al desnudo.

Es como si nada aquí importara, como si la integridad de estas mujeres no importara.

Es asqueroso ver a hombres mayores tocar a chicas bastante jovenes a su antojo, sin preguntarse por qué están allí ni qué hay detrás de todo esto.

Es asqueroso ver a hombres diciéndoles cosas obscenas a mujeres aún cuando se les nota el desagrado a pesar de intentarlo disimular con una sonrisa.

Están tan cegados por el poder y su jodido machismo, que ni siquiera les importa la manera en que Semyion trata a esas chicas, ni se dan cuenta de los moretones y la delgadez de sus cuerpos.

Es sorprendente ver que soy la única mujer, aparte de esa tal Romina, que está aquí sin ser una de las chicas sometidas por el miedo hacia Semyion.

Claro, a este tipo de eventos estos hombres no vienen acompañados de sus mujeres.

Realmente asqueroso.

Cuando por fin entro al baño, cierro la puerta y me apoyo en ella cerrando los ojos y soltando un suspiro.

Me meto en un cubículo y hago mis necesidades.

Antes de salir, le envío un mensaje a Bry diciéndole lo mucho que lo quiero y que espero que los niños estén bien.

Salgo de ese pequeño pero limpio y lujoso espacio, y me dirijo a lavarme las manos.

De la nada, la tal Romina entra y hace lo mismo que yo mientras me mira a través del espejo con una expresión dura en su rostro.

Sacude sus manos y se va dando un portazo.

¿Okay...?

Una de los cubículos se abre mientras que yo me estoy mirando al espejo, pintándome los labios.

Me quedó paralizada al ver a la pelinegra con el labio roto y el maquillaje todo corrido por las lágrimas.

Miro hacia la puerta, por donde se fue Romina, y me acerco a Natasha.

-¿Qué te hicieron?- Digo asustada.

-No le digas nada a nadie.- Se pone seria y se aleja. -Tú no viste nada.

-Déjame ayudarte.- Digo.

-No necesito que nadie venga a ayudarme.

Me quedo callada mirándola mientras se limpia la cara, se cura el labio y se vuelve a maquillar, parece que es normal esta situación.

Guarda todo en un bolso, me da una última mirada y se va, como si nada hubiese pasado.

¿Qué acaba de ocurrir?

•••

-¿En qué tanto piensas?- Pregunta mientras estamos tirados en el sofá.

-¿Las fiestas son siempre así?- Pregunto.

-¿A qué te refieres?

-Nada, olvídalo.- Digo.

-¿Estás bien?- Pregunta después de un rato sin que ninguno de los dos emita palabra alguna.

-Sí, supongo.- Digo. -Simplemente no me gusto el ambiente que se respiraba en esa fiesta.

-¿Por qué lo dices?

-No me pareció que esas mujeres estuvieran allí por voluntad propia.- Digo. -O sea, sí, Semyion es su chulo pero... No sé, hay algo ahí que no me gusta.

-¿Lo dices por la pelinegra?- Pregunta.

-Creo que la otra chamaca le pegó después de la discusión que hubo frente a nosotros.- Digo.

-Hermanita... Esto no es un mundo de color de rosas, las mujeres no follan a cambio de dinero y ya.- Dice. -Ellas están bajo el cuidado de Semyion y deben obedecer a sus consejos porque, si no, esos otros hombres podrían hacerles algo, ya que son gente peligrosa.

-Yo no lo veo como tú.- Digo. -No me parece que el tal Semyion las cuide, porque si para ti cuidar es dar palizas, gritar y tenerlas así de delgadas como estaban, tienes un problema grave.

-No creo que sea como tú lo pintas.- Dice.

-¿De qué conoces a Mizrají?- Pregunto.

-Los muchachos me llevaron a uno de sus prostíbulos después de que me coronaron.- Dice. -Supongo que él sabía de quién soy hijo y pues se acercó, se presentó y nos dio a par de mujeres gratis.

-¿Te estás oyendo?- Digo. -Nos dio, nos dio...- Repito con una voz fastidiosa. -Como si fueran objetos.

-No seas exagerada, a todo le quieres ver lo malo.- Dice. -Si tanto te joden las injusticias, no te hubieses metido en esto.

-¡Eso es una fucking maldita red de trata de blancas!- Grito. -No tengo pruebas pero tampoco dudas.

-Ya, ¿y qué vas a hacer?- Se cruza de brazos.

-Yo...

-Corre, llama a la policia y conviértete en su salvadora.

OKSANA: La apuesta. ('VOLKOV' #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora