*07. Acuerdo 1/2*

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Era 30 de diciembre, era su cumpleaños número diecisiete y sin embargo, no se encontraba con ánimos para festejarlo, nunca lo hacía, pero ese día simplemente se rehusaba a quedarse encerrado en las cuatro paredes de su habitación como cada cumpleaños desde que cumplió los once, cuando aún su madrastra vivía con ellos y le organizaba absurdas fiestas, invitando a todos los empresarios y conocidos de su padre, quienes llevaban a sus estirados y malcriados hijos, con los que nunca llegó a congeniar.

Su corazón se sacudió ante el recuerdo de su cumpleaños número once, era un doloroso y desagradable recuerdo que luchaba día a día por borrar de su cabeza y de su cuerpo, y siendo hoy su cumpleaños, Taehyung tan solo quería olvidarse de todo, deseaba perder el conocimiento, no saber nada del mundo, perderse entre los excesos y placeres que le ofrecía la fría noche. El bar era el mismo que otras tantas noches lo había abrigado como si fuera su hogar, sin embargo, no sentía calor alguno esa noche, nisiquiera por el semidesnudo cuerpo que yacía junto a él en uno de aquellos mullidos sillones en la parte reservada del bar, aquel hombre acariciaba su delgado cuerpo como si su vida dependiera de ello, pero él no sentía nada.

Se dejaba besar, acariciar, morder, esperando que alguna de esas caricias le hicieran sentir bien, le hicieran sentir algo, le hicieran olvidarse de sí mismo, pero todo era inútil, no sentía nada, su mente estaba anesteciada, quizá por la mezcla de pastillas y alcohol que había ingerido algunas horas atrás, o quizá porque simplemente no deseaba estar ahí, ese día en particular, aunque deseaba ser arrastrado y consumido, simplemente no lograba dejarse llevar. Tal vez aún deseaba que ese día no fuera la gran mierda que estaba resultando ser.

-... Eres muy lindo y caliente... - escuchó que jadeaba el tipo aquel que estaba encima suyo, manoseado su cuerpo sin parar. No sabía cómo se llamaba ni le importaba, y mucho menos recordaba cómo lo había conocido, quizá en el baño, quizá en la pista de baile o quizá en la barra, que importaba, igual después de aquella noche no lo volvería a ver -... ¿Cuántos años tienes bonito...?, ¿No quieres que te lleve a un mejor lugar, que te haga gritar de placer, lejos de este incómodo sillón?

Taehyung no pudo contener una risa que salió burlona y amarga, y sin más se levantó del sillón, alejando su cuerpo del tipo aquel.

- Tengo la suficiente edad como para saber lo que hago y no me apetece ir a ningún otro lugar- dijo Taehyung acomodándose la ropa y sin decir nada más se alejó de allí, no dándole al sujeto nisiquiera tiempo para entender aquello que había dicho o hecho mal.

Avanzó rápidamente lejos de aquella zona poco iluminada del bar, temiendo que el sujeto lo persiguiera y lo golpeara, igual que otras tantas veces, y estaba seguro de que ya no le quedaban más excusas para inventarle a su amigo Jimin sobre el origen de sus golpes, pero para su fortuna, el sujeto no lo había seguido y eso le permitió respirar con normalidad pese al inmundo aire que se respiraba en el bar.

Cualquier otro día se habría quedado más tiempo del necesario allí, pero ese día en particular tan sólo quería estar lejos de ese ambiente, se sentía hastiado y sin duda la compañía era mucho menos agradable que otras veces. Salió y respiró el frío aire que se colo hasta en sus huesos y fumandose un cigarrillo esperó poder despejar su mente.

Quizá podía ir a la casa de su amigo Jimin, después de todo le había dicho que podía pasar la noche allí y comerían pastel por su su cumpleaños, al principio lo había rechazado diciéndole que ya tenía planes, vaya mentira, no tenía ningún otro lugar donde ir, los bares era todo cuanto conocía en Busan, la soledad y el frío eran palpables y la verdad no quería estar solo ese día, era un poco tarde, pero siempre podía llamar a Jimin.

Estaba por pisar la colilla del cigarrillo e irse definitivamente a la casa de su amigo, pero una fuerte cachetada impactó en su mejilla derecha. El golpe fue lo suficientemente fuerte como para hacerlo trastabillar hacía atrás, perdiendo el equilibrio y mirando con ojos llorosos el iracundo rostro de Kim Jaebum: su padre, a quien no veía desde hacía más de siete meses por motivos de su último viaje a China. A decir verdad jamás imaginó ver a su padre allí y mucho menos mirándolo de aquella manera tan despectiva, podía ver la rabia, la decepción y el desprecio en su mirada.

PASOS SILENCIOSOS (VKOOK) (Wattys2019) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora