ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨

Tinkerbell

Había pasado un rato desde el pequeño enfrentamiento entre Luke y Stacy en la cocina, la niña lo había dejado sin habla. Era la primera vez que veía que no tenía nada que decir.

Me sentía terrible a pesar de que trataba de fingir con Steis que todo estaba bien, quería llorar en mi cuarto en los brazos de mi hermana, comiendo helado de chocolate mientras veíamos el diario Brigitte Jones.

Nos encerramos en su cuarto porque ninguna quería tener contacto con Luke y a eso de las once de la noche escuchamos el motor de su motocicleta y supimos que se había ido.

—¿Cómo haces para tener el cabello tan brillante?.—preguntó mientras cepillaba mi cabello en un intento por consolarme.

—Me hago mascarillas de aguacate, aceite de oliva y sábila.—la miré por encima de mi hombro.—Deberíamos hacernos mascarillas mañana.—alcé las cejas y ella sonrió.—Podemos invitar a mi hermana y tú invitas a una amiga y hacemos una pijamada las cuatro.

—¡Si!, eso me encantaría...y nos das más consejos de chicos.

—Soy la peor para dar consejos de chicos, Stais...estoy enamorada de tu hermano.—negué soltando una pequeña risa.

—No entiendo como alguien tan bonita y genial como tú puede estar enamorada de un bueno para nada como mi hermano.

—Todos los días me hago la misma pregunta.—suspiré.—Tu hermano no es tan malo, tiene cosas lindas.

—Dime una.—dejó de cepillarme el cabello y se paró frente a mí para cruzarse de brazos.

—Es cariñoso.—mordí la parte interna de mi mejilla y ella bufó

—No te creo.

—Lo es...—asentí riéndome de su mueca.—Cuando nadie lo ve.

—Pruébalo.—negó incrédula.

Pensé en como probárselo y recordé un vídeo que tenía en mi teléfono y que de masoquista me rehusaba a borrar. Tomé mi mochila sacando mi teléfono del bolsillo delantero y busqué en mi galería, encontré uno de los tantos vídeos y se lo mostré a Stacy.

"—¿Me quieres?.—Luke estaba acostado jugando algo en su teléfono y me pareció buena idea molestarlo, estaba aburrida y necesitaba atención o iba a morir como Tinkerbell.

Puse la cámara de mi teléfono grabando su cara y sonrió sin apartar la vista de su celular, estaba concentrando pero aun así me prestaba atención.

—Bastante...—respondió a mi pregunta.

—Entonces préstame atención...moriré como campanita.—le apreté la mejilla y le metí el dedo en la nariz haciéndolo reír.

Puso pausa en su juego y se giró para observarme, tomó la mano que había puesto en su mejilla y comenzó a darle besos mientras yo grababa esa acción completamente enamorada.

—Dime lindura.—él volvío a reírse y miró hacia la cámara.

—Eres lo más hermoso que ha pisado este planeta...Te quiero.—mordisqueó mi dedo índice y sonreí.—Ven aquí.

Me quitó el teléfono y esta vez fue él quien grababa mientras me daba besos por la cara haciéndome reír."

Amaba ese vídeo y porque lo amaba no podía verlo, tan sólo escuchar nuestras voces me hacía sentir mal, mis risas de felicidad, acompañada de sus besos...él era el único que podía hacerme así de feliz y triste al mismo tiempo.