God Save The Prom Queen

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Cuatro pares de ojos estaban sobre mí, Alexis, Leslie, Mandy y Devon. Miré a cada uno de manera intermitente creyendo que estaba en una de mis pesadillas.

—Sáquenla.—ordenó Devon y las chicas lo obedecieron.

Una me sujetó por las piernas e intenté patearla para que me soltara, logré empujarla de manera torpe pero igual era inútil, comencé a retorcerme en un intento por defenderme y Alexis me dio una horrible cachetada.

—Si sigues moviéndote vaciaré esta lata en tus bonitos ojos.—amenazó apuntando el spray en mi cara.

Tragué espeso y dejé de luchar. Lograron sacarme de la cajuela y me dejaron en la grama. Me arrastraron por el suelo hasta llegar a una casucha abandonada.

Levantaron mi cuerpo del suelo y lograron sentarme en una silla, Devon se encargó de atarme a ella apretando las cuerdas alrededor de mi cuerpo.

Claro que estaba asustada, aterrada, creí que me haría pipí encima, pero nunca se lo iba a demostrar, si iba a morir no les iba a dar el gusto de verme suplicar ni llorar por mi vida.

—Venus Maxwell...—pronunció mi nombre lentamente.—Es una lástima que estemos en estas circunstancias, pero como ya sabes, destruiste mi vida, la vida de todos aquí y necesitas una lección.

Me acarició la mejilla y aparté mi cara con brusquedad, lo último que quería eran sus asquerosas manos misóginas sobre mí.

—Para ser sincero, prefería acostarme contigo y no con tu hermana pero bueno... resolveremos eso hoy.—respiré profundamente y cerré los ojos.—Me las vas a pagar, tú y tu maldita hermana, haré que la violen tantas veces que no quedará nada de ella.

Intenté permanecer tranquila, sabía que toda esa palabrería era para molestarme y como dije antes, no les iba a dar ese gusto.

—Te dije que me las ibas a pagar.—está vez fue Alexis quien habló y miré hacia su dirección.—Perra asquerosa.

—No eres tan bonita.—continuó Mandy mientras me acariciaba el cabello.—No eres la gran cosa, ¿creíste que podías llegar y ocupar mi lugar en el equipo como si nada?, que equivocada estabas, cariño.

—Veamos si sigues siendo atractiva para todos luego de que te hagamos un retoque.—dijo Alexis mostrándome unas tijeras enormes y afiladas.

La única que no decía nada era Leslie, incluso estaba aislada, se veía nerviosa y cada vez que cruzaba miradas conmigo negaba y bajaba rápido la cara. Su mirada melancólica me pedía disculpas y fue extraño.

—Diviértanse chicas, yo vuelvo en un rato.—anunció Devon y me sonrió antes de salir de la casa.

—¿En serio van a matarme por esos motivos tan absurdos?.—hablé por primera vez pero mi voz sonó distorsionada puesto que la tenía cubierta con cinta. Mandy me la arrancó con fuerza y me quejé del dolor, sentí como si me arrancara un trozo de piel.—Carajo.

—Tus últimas palabras.

—Que son unas putas básicas y que las veré en el infierno.—Alexis sonrió con arrogancia haciendo sonar las tijeras.

—No sabes cómo soñé con este momento.

Cerré los ojos escuchando las tijeras abrirse y cerrarse, sentía los mechones de cabello cayendo en mis piernas. Traté de aislar mi mente, ir a mi lugar feliz para no romper a llorar en ese momento, un par de lágrimas salieron de mis ojos pero fue lo único que obtuvieron de mí.

Cortaron mi cabello, no podía vérmelo pero sabía que lo había dejado demasiado corto. Mientras lo cortaban se burlaban de mí y me decían cosas horribles, la única que no participó fue Leslie, que veía todo aquello horrorizada.

ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora