The Heartbreak Prince

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Prólogo

No podía prometerme fidelidad y a estas alturas, eso ya ni siquiera me importaba, me parecía absurdo.

¿Por qué le costaba tanto ser fiel?.

Yo creo que ser fiel no era el problema si no sentirse atado a algo, él siempre decía que era un alma libre, que le gustaba hacer siempre lo que quisiera cuando lo quisiera y que nadie lo iba a controlar.

Luke Hemmings te elevaba hasta cielo y luego te dejaba caer. A él sólo le importaba una cosa.

Y era él mismo.

Siempre lo supe, desde ese preciso instante en que hicimos contacto visual por primera vez y me sonrió, supe que todo terminaría de esta forma.

Y no creo que sea algo que él haya dicho, o hecho.

Era esa sensación agridulce que me acompañaba todo el tiempo, ese sentimiento de tocar el cielo, acariciar las nubes con los dedos y luego caer al vacío, sin tener nada para sujetarte.

Todo lo que sube tiene que bajar...pero no estaba lista para hacerlo de esa manera tan abrupta.

No tenía respeto por nada ni por nadie, las cosas se hacían a su manera o no se hacían. Y yo como siempre me ahogaba en sus mentiras una y otra vez.

Me hacía creer que yo era todo para él, su perla preciosa, su diosa, la única a la que él amaba...y me creía cada pequeña mentira piadosa que salían de sus labios, entregándole mi corazón en bandeja de oro listo para que lo rompiera.

Estaba cegada por el amor que le tenía y por el poco amor que me tenía a mi misma.

Él sí era el centro de mi pequeño universo y ese fue precisamente mi error más grande...ser vencida en mi propio juego y darme cuenta de que solo era una broma para él.

Juega juegos estúpidos y ganaras premios estúpidos.

Lo más desconcertante es que me gustaba sentirme así y no tenía idea si volvería a sentirme de esa forma de nuevo luego de perderlo.

Sabía que su mundo se movía rápido, que él estaba en constante evolución. Pero estaba cegada a las señales, no era capaz de racionar de forma coherente cuando él estaba cerca de mi.

¿Cómo puede el diablo empujarte a los brazos de alguien, que luce lo más parecido a un ángel?

Cuando me sostenía en sus brazos mis pies flotaban y me gustaba la sensación de poder volar, aunque sabía que debía prepararme para la dolorosa caída.

Sabía cómo manipularme, como manejarme a su antojo para obtener lo que quisiera de mi y no podía hacer nada para evitarlo. 

Odiaba amarlo tanto, aún sabiendo que él no me quería en lo más mínimo. Por eso la única culpable de mi corazón roto era yo misma, fui yo la que se enamoró como imbécil, la que le perdonó todas y cada una de sus infidelidades y faltas.

Me sentía avergonzada de mi misma por haberle dado tanta importancia a alguien que no me valoraba que no le importaba y hasta pensaba que sin él no era nada.

Me sentía desahuciada, sin un propósito porque todo lo que creí conocer se vino abajo.

¿Pero que podía hacer si era la única forma de amor que conocía?, si es que eso podría llamarse amor porque en algún punto creí que lo era.

Supongo que fui víctima de mi inocencia al caer rendida ante él y seguirlo de rodillas hasta el final de los tiempos, teniendo en cuenta que no iba a terminar bien.

Él nunca tuvo las intenciones de amarme, pero le gustaba la atención que yo le daba y también me gustaba la atención que él me daba a mi...aunque fuera momentánea.

Entraba y salía de mi corazón como si fuera una tienda de veinticuatro horas, pero antes de irse se encargaba de romper todo lo que estuviera en su camino dejando ese dolor profundo en mi alma...nada se rompe más que un corazón.

Estaba perdidamente enamorada de alguien que no me amaba en lo más mínimo.

Quería salvarlo sin darme cuenta que en el proceso estaba hundiéndome a mi misma y que toda esa historia de amor de fantasía estaba nada más en mi cabeza, creyéndome lo que las películas para adolescente me vendían asegurándome que era posible un final feliz.

Supongo que cosechas lo que siembras.

Lo peor de todo es que cuando se acaba y lo malo se disipa, deseas que todo aquello horrible regrese para así poder sentir algo. Creo que a eso se refieren con intoxicarte con alguien, saber que te hace daño pero no tener el valor para soltarlo porque no conoces otra manera de vivir.

Era triste y desesperante y lo único que pensaba era si podría salir viva de esto. Estaba tan hundida en lo profundo que hasta podía extraer gas natural.

Había dejado que me tratara de esa forma tan ruin volviéndome su cómplice voluntario en mi propio crimen, presencié como masacraba en mi corazón en primera fila y prácticamente fui yo la que le pasó el cuchillo y lo ayudó a deshacerse de la evidencia.

Estaba condenada pero cuando me di cuenta del daño que me había hecho a mi misma fue demasiado tarde.

Lo más triste de esta historia no fue perderlo a él...fue perderme a mi misma

fue perderme a mi misma

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ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora