The Bling Ring

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Cuando dejé a Luke en la entrada de su casa y lo observaba alejarse, algo en mi interior me decía que lo detuviera, que tratara de convencerlo de quedarse conmigo esa noche.

Lloré todo el camino hasta mi casa, casi me llevo una valla por el medio porque ni siquiera le estaba prestando atención al camino. Temía por él, estaba atravesando por cosas horribles y era tan terco y orgulloso que prefería tomar el camino difícil.

No lo iba a permitir, estaba más decidida que nunca, tenía que actuar rápido porque Luke no aguantaba una pelea más, cada vez lo veía con más moretones y los puños los tenía hechos polvo.

Estacioné mi auto frente a la casa y entré subiendo rápido las escaleras hasta mi habitación. Era jueves y lo más probable era que el señor Rogers estuviera fuera de casa en algún lugar con mi mamá.

Me quité el vestido y los tacones y me puse ropa deportiva color negro, unos leggin, una camiseta, un suéter con capucha y tenis del mismo color. Tenía todo el maquillaje corrido así que me lavé la cara con abundante agua y jabón porque no tenía tiempo para mi rutina desmaquillante.

Busqué uno de mis bolsos deportivos y me recogí el cabello en una cola de caballo. Volví a mi auto y me dirigí a la casa del señor Rogers, estacioné unas cuantas casas lejos y esperé dentro del auto hasta que oscureciera por completo.

—Cal...contesta.—suspiré mientras sostenía el teléfono en mi oreja y rogaba a los dioses del Olimpo que Calum atendiera.

—¿Qué pasa?.—contestó casi al último segundo.

—Voy a entrar.

—¿Qué? ¿a dónde?.

—A la casa del señor Rogers...no puedo esperar más Calum y te llamo para que sepas que si me meto en problemas sabrás en donde buscarme.

—Venus ¿estás loca?, no entres ahí sola, ¿al menos tienes un plan, sabes abrir la caja fuerte?.

—No.—respondí mordisqueándome el labio.

—Por dios...—lo escuché suspirar.—Venus, no vayas a entrar, espérame iré contigo.

—Tiene que ser ahora mismo, Luke pelea en unas horas.

—Voy en camino, por lo que más quieras en este mundo, no entres ahí sola.

—Apresúrate...

Había llegado hasta aquí sin un plan, odiaba ser tan impulsiva, esa pequeña vocecita en mi interior me exigió a gritos que me detuviera y pensara mejor las cosas. La ansiedad me estaba consumiendo viva.

Cuando se trataba de Luke mi sentido común se evaporaba, era mi debilidad, tenía que admitirlo, no me importaba meterme en problemas si eso significaba ayudarlo a él.

Mientras esperaba a Calum, investigué por internet cuales eran los cargos por invadir propiedad privada y robar. Se me hizo un nudo en el estomago cuando leí que podía recibir hasta diez años de cárcel por robar más de cinco mil dólares.

¿Diez años?. Odiaba el color naranja, no imaginaba usarlo por diez años.

Ahora si tenía miedo, pero no podía echarme para atrás, ya estaba aquí y Calum venía en camino. Traté de calmarme haciendo ejercicios de respiración, tomé mi frasco de agua con vitaminas y me bebí la mitad.

Una camioneta Jeep negra se estacionó detrás de mí y supe que se trataba de Calum cuando hizo señas con las luces. Me bajé de mi auto apoyándome de la puerta y esperé a que se bajara.

—V...el es mi hermano, Joe.

—Mucho gusto.—sonreí estrechando mi mano con él.

Era idéntico a Calum sólo que unos centímetros más alto y mucho más corpulento.

ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora