I Forgot that you Existed

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Me veía fabulosa en mi descapotable plateado, el olor a nuevo de los asientos de cuero me había curado la depresión. Me sentía tan libre, mi cabello se movía con el viento mientras manejaba por la carretera y el hermoso clima soleado me acompañaba.

Le subí volumen a la radio cuando escuché la canción que habían puesto en la emisora, I forgot that you existed se había convertido en mi himno y la canté a todo pulmón mientras iba conduciendo mi nuevo auto.

No había nada que se le comparara a ese sentimiento de paz que estaba experimentando en ese momento.

Mike me pidió que lo siguiera en el auto hasta su casa, lo que no me esperaba era que su casa estuviera en la playa. Era como la casa de mis sueños.

—No puedo creer que vivas aquí solo...—negué mientras observaba cada detalle de la casa por fuera.

Era hermosa, tenía unos preciosos y enormes ventanales que la hacían lucir muy moderna pero con ese toque playero. Era como la casa de la playa de Hugh Hefner.

—Me mudé hace cinco meses, porque no soportaba vivir con mi mamá.—hizo una mueca de fastidio mientras abría la puerta principal dejándome pasar primero.

Quedé aun más boquiabierta cuando la vi por dentro, era gigante, incluso más gigante de lo que se veía por fuera, se notaba que todo estaba perfectamente decorado por un profesional.

Blanco, negro y plateado, esos eran los colores que más dominaban aunque había algunos puntos de color como rojo o azul marino.

—¿Qué quieres hacer?.—dejó las llaves sobre una mesita que estaba cerca de la puerta y se quitó la chaqueta dejándola dentro de un armario que estaba junto a las escaleras.

—No lo sé, tú eres el anfitrión.

—Bien.—asintió aprentando los labios.— Tengo una gigantesca sala de juegos, bowlling, billar, hockey sobre mesa...también tengo una sala de cine, pero nunca la he usado no soy mucho de ver películas.—arrugó la nariz y reí.—También tengo vídeo juegos, una piscina, acceso a la playa, un bar...te puedo cocinar también.

—¿Por casualidad no tienes un mc donal's en tu ático?.

—No...pero gracias por la idea, estaba pensando en poner algo en ese lugar.—reí de nuevo empujándolo por el hombro.

—Pues...creo que elegiré la opción de la playa.

—Mi lugar favorito.—sonrió y me hizo seguirlo por la casa.

Era la hora perfecta para ir a la playa, el sol estaba en su punto y además, había querido venir a la playa desde hace días para desestresarme, el mar era mi lugar feliz y si no vivía en una casa en la playa viviría en un yate.

Me quedé sola un rato mientras Mike buscaba bebidas y me senté en la arena quitándome los tenis. Cuando mis pies tocaron la suave arena una sensación agradable me invadió por completo y cerré los ojos dejando que los rayos del sol tocaran mi cara.

Ojalá pudiera sentirme así de bien todos los días, tan sólo recordar que el lunes volvería a pasar por todo ese drama de nuevo, me deprimía, no quería volver, me quería quedar para siempre en ese lugar, en esa posición escuchando las relajantes olas del mar.

Quería entrar al agua pero no tenía traje de baño y aun llevaba puestas mis pantaletas de Hello kitty.

Necesitaba que Mike se interesara en mi y no iba a hacerlo si me veía puesta unas pantaletas de niña de cinco años.

ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora