Sugar Daddy

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La clase de literatura era la más aburrida pero gracias a Calum lograba sobrevivir a ella sin problemas.

Ahora que todos creían que estábamos saliendo nos poníamos a tontear como si estuviéramos enamorados sólo porque nos gustaba ver el mundo arder.

—Venus Maxwell, la solicitan en la oficina del principal.—miré extrañada hacia los parlantes que acababan de hacer el anuncio y luego miré a Calum

—¿Qué hiciste ahora?.

—Nada...pero supongo que las retrasadas hicieron algo para culparme.—bufé mientras me levantaba de mi puesto y tomé mi bolso arrojando mis cosas dentro de el.—Nos vemos en el almuerzo.

Cuando iba camino a la oficina del principal me topé con Luke, que venía en dirección hacia mí, lo miré por dos segundos pero volví a ignorarlo como si de un fantasma se tratase.

Chocó con mi hombro a propósito y reí pero continué con mi camino porque si me detenía a decirle algo le daría el gusto, sólo estaba buscando llamar mi atención porque no soportaba que lo ignorara de esa forma, se notaba con su actitud y estaba disfrutándolo tanto, mi indiferencia le dolía más que cualquier otra cosa.

Llegué a la oficina y la secretaria me pidió que pasara directo, le hice caso y entré sin tocar antes la puerta. El director me recibió con una sonrisa, que a mi parecer se veía escalofriante porque nunca me había sonreído.

Tenía un peluquín nuevo, lo noté de inmediato y en la esquina de la oficina junto a la ventana había un sofá masajeador.

Lo miré raro mientras tomaba asiento y su sonrisa se ensanchó aun más, ya me estaba asustando y miré hacia la puerta para visualizar mi salida de escape por si las cosas se ponían más raras.

—Señorita Maxwell que alegría, disculpe que la haya sacado así de sus clases.

—¿Qué sucede?.—fui directo al grano porque quería salir de ahí cuanto antes.

—A llegado hasta mis oídos que la han estado acosando, incluso algunos profesores, ¿eso es correcto?.—lo miré con extrañeza, abrí mi boca para responder pero la cerré de inmediato y me limité a asentir.—Pues desde hoy tendrás un trato preferencial en la escuela, ya organicé una junta de maestros, tomaremos en consideración tus notas del primer periodo que son buenas así que no te preocupes que no vas a reprobar el año...—fruncí el ceño.—Te daré mi puesto en el estacionamiento para que el sol no dañe tu nuevo auto...

—Director Smith...¿está usted bien?.

—Claro que sí, ¿no le parece bien todo lo que le dije?.

—Me están jugando una broma.—miré a mi alrededor en busca de alguna cámara escondida.—Usted hace semanas me odiaba, me amenazó con expulsarme, ¿y ahora me da su puesto de estacionamiento y trato preferencial?.

—Le dije que en esta sagrada institución tenemos tolerancia cero contra las injusticia, menos mal que su padre nos hizo llegar esa información, para la próxima espero que usted misma se aproxime a mi oficina para decirme lo que pasa señorita Maxwell, lo único que quiero es el bien para usted.

—¿Mi padre?.

¿Pero qué rayos estaba pasando? ¿a caso entré en la dimensión desconocida?.

—Su padre, él habló conmigo esta mañana, me hizo llegar unos obsequios y además donó una generosa suma de dinero al fondo escolar.—se aclaró la garganta.

—Oh...sí, mi padre.—asentí lentamente siguiéndole la corriente.—Pues, es usted muy amable, le diré a mi padre que...usted es el mejor director del mundo y que siga enviando donaciones.—me levanté de la silla caminando de espaldas hacia la puerta.—Lindo cabello por cierto, se ve más joven...—le guiñé el ojo y salí de la oficina huyendo despavorida, el director se había vuelto loco.

ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora