I Like Shiny Things

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—¿Estás bien?.—preguntó Luna en voz baja para que el profesor de matemáticas no pensara que estábamos copiándonos.

—Me siento rara...—me sentía mal desde la mañana, los huevos que había comido en el desayuno me cayeron pesados y tenía nauseas.

—Estás pálida...

—Señoritas Maxwell.—el profesor alzó la voz haciéndome sobresaltar.—Tienen una conferencia allá atrás ¿o son ideas mías?

—Venus no se siente bien.—habló mi hermana alzando la mano.—¿Me da permiso de acompañarla a la enfermería?.—el profesor me miró por varios segundos y asintió.

—Sí, pueden ir.

Luna se levantó cerrando su libro y guardó todo en su bolso, guardó mis cosas también y me ayudó a levantarme para salir conmigo del salón y caminar juntas hasta la enfermería.

—Espera...maldición.—estabamos a punto de llegar cuando el estomago se me revolvió por completo, solté la mano de mi hermana y entré corriendo al primer baño que vi. Abrí uno de los cubículos, subí la tapa del inodoro y vomité todo mi desayuno.

—¡Oh por dios!.—Luna entró detrás de mí y me sujetó el cabello para que no me lo ensuciara.—¿Te sientes mejor?.—asentí tratando de levantarme y fui rápido al lava manos para enjuagarme la boca.

—Qué asco, odio vomitar.—hice una mueca y abrí mi bolso sacando mi cepillo de dientes y mi dentífrico.— Seguro fueron las hamburguesas de Cactus Burger...odio la comida de ese lugar siempre me cae mal.—hablé mientras me lavaba los dientes y miré a mi hermana por el espejo.—¿Qué?.—arrugué la frente al ver su expresión y escupí en el lavamanos volviendo a enjuagar mi boca.

—¿Segura que fue por la comida?.

—Pues...sí.—alargué secándome la boca con una servilleta.—Es lo único que comí ayer y esta mañana los huevos revueltos que me hiciste tú...¿por qué me ves así?.

—Por nada.—negó con la cabeza—Quizás te intoxicaste, vamos a la enfermería para que te den un protector gástrico o algo.

Mientras me revisaban, Luna estaba actuando raro, más raro de lo normal. Se me quedaba viendo fijamente y cuando la atrapaba haciéndolo quitaba rápido la cara.

Trudy me revisó y me dio un medicamento para las nauseas y algo para el dolor de panza, aunque no me dolía en realidad, solo sentí todo revuelto pero se me pasó rápido y pude volver a clases.

A la hora del almuerzo, me senté en la mesa de Luke pero como siempre, él no estaba y ni siquiera me preocupé por preguntarle a sus amigos porque siempre me daban la misma respuesta.

Estaba comiendo tranquilamente cuando sentí sus besos en mi mejilla mientras se sentaba junto a mí, lo ignoré porque aun seguía molesta con él.

—¿Cómo sigues?.

—Mejor.—respondí sin mirarlo y metí comida a mi boca.—Me cayó mal la comida de anoche...¿Cómo supiste que me sentía mal?.

—Ashton me dijo...—volvió a besar mi mejilla abrazándome.—¿Sigues enfadada conmigo?.

—Estoy furiosa pero sé que eso a ti no te importa, así que...—me encogí de hombros y lo miré por fin.

Grave error. Podía estar muy molesta con él pero cada vez que lo veía y él me sonreía de esa manera, las piernas me flaqueaban y olvidaba hasta el motivo de mi disgusto.

—Claro que me importa, cuando estás molesta conmigo paso todo el día pensando en que hacer para contentarte.—hizo un leve puchero y negué mirando sus labios.

Maldito sujeto con cara de ángel.

—La única forma de que siempre esté contenta es si dejas de desaparecer de clases y te alejes de los problemas.—traté de mantener mi postura y no sucumbir ante sus encantos, pero me estaba costando, como siempre, mi fuerza de voluntad era nula ante él.

—El baile es mañana y las niñas lindas no se molestan con sus novios un día antes del baile...está en la constitución.—guardó los mechones de mi cabello detrás de mi oreja y comenzó a mordisquear mi mejilla juguetonamente, quería reírme pero no iba a ablandarme tan rápido.—Alquilé un auto increíble para ir por ti mañana y reservé en un hotel con hidromasaje para después...—susurró dejando besos en mi cuello y sonreí.—Ya fui por el traje que querías y aparté el mejor lugar para sentarnos y que todos te vean en tu precioso vestido...

—Me estás comprando y eso no se vale.—lo escuché reírse y negó abrazándome más hacia él.

—¿No funcionó?.—negué apretando los labios.—¿Entonces que funciona?.

—No lo sé.—volví a mirarlo acariciando su nariz con la mía.

—Diamantes, te encantan los diamantes...—negué de nuevo.

—Me encantan las cosas brillantes, pero me casaría contigo con un anillo de papel.—se echó a reír y besó mis labios un par de veces.—Eso lo dice una gran poeta contemporánea...—reí también y le correspondí los besos.

—Ya...eso quiere decir que...—me miró divertido.

—Qué te amo sin importar que y que no tienes que comprarme con cosas porque me tienes en la palma de tu mano.—puse una mano en su pecho y sonreí.—Tienes mi corazón en tu bolsillo.

—Es bueno saber eso, porque así puedo devolver esta cosa y mejor te hago uno con bolitas de papel maché.—arrugué la frente mientras observaba como sacaba algo del bolsillo de su chaqueta.

Mis ojos casi se salen de sus orbitas al admirar lo que tenía en sus manos, abrió la caja de terciopelo azul y dentro, había una hermosa gargantilla de diamantes junto a unos aretes que le hacían juego.

Creí que me iba a desmayar.

—Se que mañana es un día especial para ti y creí que te verías hermosa con esto.

—Mi amor...—estaba a punto de llorar pero me contuve y me le arrojé encima para abrazarlo fuertemente.—No quiero parecer una interesada, no es por eso.—negué rápido separándome para mirarlo y sujeté sus mejillas.—Es que, te convertiste en ese novio atento y amoroso que siempre quise que fueras y esto es como un símbolo.—intenté tocar la gargantilla pero cerró la caja pisándome los dedos para molestarme y se echó a reír.—¿Ves como cagas el momento?.—reí también empujándolo por el pecho y lo abracé por el cuello para besarlo.

—Te imaginé desnuda, usando sólo estos diamantes y ufff...ya quiero que sea mañana en la noche.

—Cállate.—lo callé mientras lo besaba de nuevo y reí contra sus labios.        

        

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ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora