Detention

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Estaba en serios problemas.

Mientras esperaba mi turno para entrar a la oficina del principal mi nariz no paraba de sangrar, me dolía como el demonio, probablemente me la había roto. La secretaría me regaló varias servilletas de papel para detener la hemorragia.

Que día tan más del asco.

Debí hacerle caso a mi conciencia y quedarme en mi cama hoy viendo caricaturas y comiendo cereal todo el día.

—Venus Maxwell, ya puedes pasar.—anunció la secretaría y me levanté de mi asiento tomando mi mochila.

Suspiré mirando unos segundos aquella puerta antes de entrar, aquí vamos.

—Tome asiento señorita Maxwell.—dijo el director señalándome la silla vacía frente a su escritorio.

Tomé asiento dejando mi mochila en el suelo y junté las manos sobre mi regazo mientras mordía mi labio nerviosamente.

—Sabes que en esta institución tenemos tolerancia cero contra la violencia.

—Lo sé, pero no fue mi culpa, yo no comencé la pelea.

—No la comenzó pero la terminó, la chica va camino al hospital.—sonreí internamente.—Debido a la gravedad de la situación, estará en detención una semana completa después de clases, dos horas.

—¿Qué?.—negué golpeando el escritorio.—No es justo...

—Puede retirarse señorita Maxwell.—gruñí en protesta y me levanté tomando mi mochila. —Una cosa más.—me detuve en la puerta sujetando la perilla y puse los ojos en blanco.—Si vuelve a meterse en problemas...estará expulsada.

—Genial.

Salí de ahí completamente indignada azotando la puerta con rabia.

.....

Me sentí como una de las atracciones del circo cuando atravesé la puerta del salón de castigo y todos en ese lugar se me quedaron viendo. La gente más rara de la escuela parecía reunirse ahí, los góticos, los skaters los drogos, todos me miraban fijamente como si fuera un mutante.

Caminé hasta el puesto vacío junto a la ventana y me senté dejado mi mochila sobre el escritorio, saqué mi espejo de mi estuche de la maquillaje para inspeccionar el daño en mi nariz.

No estaba tan mal, creí que la tenía rota pero no era ese el caso sólo me dolía por el golpe y se me estaba formando un pequeño moretón en el puente de la nariz.

—¿Venus?...este es el último lugar donde creí que te vería.—un chico tomó asiento a mi lado y lo miré frunciendo el ceño. No lo conocía pero él a mi sí.

—¿Te conozco?.

—Me parece que tenemos una clase juntos.—sonrió apretando los labios.—Literatura...—negué, aun no lo recordaba.—Te presté un lápiz la semana pasada.

—¡Calum Hood!.—dije eufórica al recordar su nombre y lo señalé. —Claro que sí, eres ese chico rebelde que siempre se mete con el profesor.—me eché a reír.

—Que lindo que te recuerden de esa manera.—sonrió con suficiencia y se apoyó del escritorio para mirarme.—¿Qué te pasó?.

—Me defendí pero como las otras dos quedaron peores me enviaron aquí una semana.—bufé recostándome del respaldo del asiento.

—¿Fuiste tú la que desfiguró a Alexis?.—soltó una carcajada.—No puede ser, todos están hablando de eso pero no creí que fueras tú, chica tienes mis respetos.

—Gracias.—sonreí.

—No me digas que la pelea fue por Luke Hemmings...ese tipo se acaba de convertir en mi ídolo.—habló entre risas y lo miré elevando una de mis cejas.

—No puedo creer que idolatres a ese idiota.

—¿Bromeas?, Lograr que tres de las chicas más sexys de la escuela se peleen por ti es símbolo de admiración.

—Yo no me peleé por él.—aclaré.

Ahora que lo pienso ¿dónde rayos estaba Luke?, él no estaba en la cafetería y tampoco lo vi en el pasillo cuando iba camino a detención. Recordé que mientras estaba en la sala de espera para hablar con el director mi teléfono no paró de sonar.

Seguro era él, que ya le habían ido con el chisme. Saqué mi celular que estaba en el bolsillo delantero de mi mochila y revisé las notificaciones.

Tenía como veinte llamadas perdidas de su número, me había estado llamando desde mucho antes de la trifulca, cuando estaba en el baño llorando como desdichada.

L.H💔:

Vivi...

Quiero hablar contigo

Veámonos en nuestro lugar de siempre.

Ese menaje me lo había enviado hace veinte minutos, respiré profundamente y apreté su nombre en la pantalla para devolverle la llamada.

—V, te he estado llamando todo el día.—fue lo primero que dijo al contestar la llamada.—-¿Dónde estás?.

—¿Quieres saber en dónde estoy?.—reí con ironía.—Estoy en detención pasaré aquí una semana porque dos de tus perras sin bozal me atacaron y me defendí.

—Mierda...—murmuró y puse los ojos en blanco.—Espérame ahí.

—¡No Luke!.—era inútil ya me había colgado.

Problemas, él sólo conseguía que me metiera en problemas.

—¿Qué se supone que se hace aquí?.—pregunté a mi nuevo amigo mientras guardaba las cosas en mi mochila.

—Lo que tú quieras, comer, jugar, escuchar música...deja volar tu imaginación durante dos horas y antes de salir firmas la hoja de asistencia.

—¿Y eso es un castigo?.—pregunté divertida.—Pensé que nos dejaba en un cuarto oscuro como en la película de Matilda.—Calum se echó a reír y negó.

—Lamento decepcionarte, pero no, es aburrido como todo en esta escuela.

—Bueno tendré que soportarlo una semana.

—Podemos hacer un picnic mañana, yo traigo el apetito y tú los sándwiches.

—Hecho.—sonreí extendiendo mi mano hacía él y la estrechó mientras se reía.

—Señorita Flint, alguien chocó su auto en el estacionamiento, es de usted el chevrolet rojo ¿No?.—esa voz la conocía a la perfección, miré hacia la puerta y negué para mí misma.

La profesora de detención salió como rayo apartado a Luke de la puerta, este sonrió con suficiencia y me buscó con la mirada. Escudriñé los ojos en cuanto su mirada hizo contacto con la mía y me indicó con un movimiento de cabeza que lo siguiera.

—Vinieron a tu rescate.—susurró Calum.

Me levanté cargando la mochila en mi hombro y caminé hacia la puerta pero antes de que pudiera salir él me señaló algo en el escritorio, la lista de asistencia. Me devolví para firmar la lista y me despedí de Calum con la mano antes de salir del salón.

 Me devolví para firmar la lista y me despedí de Calum con la mano antes de salir del salón

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ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora