The ugly truth

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—¿Paso por ti mañana temprano?. —preguntó Christian mientras se estacionaba en la puerta de mi casa.

—No, le pedí a Ashton que viniera por mi...

Sentí su mirada sobre mi pero no quería verlo, después de lo que le pasó a mi hermana había estado distante con él, Devon era su primo y aunque Christian no tenía nada que ver en lo que pasó sentía que de algún modo estaba traicionando a Luna.

—Venus...entiendo que estés mal, yo también me siento terrible...toda la familia en realidad.—puso su mano sobre mi pierna y lo miré al fin. —Pero no me trates así, tu indiferencia me está matando...te juro que yo no sabía que él era así.

—Sé que no tienes la culpa...—expresé y mi corazón se rompió al ver sus ojos tristes.—Pero esto es...delicado, mi hermana es todo para mí y no puede salir de la casa por miedo a que tu primo le haga algo, no es justo para ella.

—Lo entiendo, pero no merezco esto.

—Ella tampoco se lo merecía...

—¿Cómo puedo probarte que estoy de tu lado?.—bajé de nuevo la mirada fijándola en mis manos.

—Averigua en donde está y acúsalo con la policía.

—Lo haré...—tomó mi mano para darle un beso.—Lo que él hizo estuvo mal y tiene que pagarlo.

—Nos vemos luego Chris.—me acerqué hasta sus labios para darle un beso y bajé de su auto.

Entre a la casa y sonreí al ver a Luna en la sala pintándole las uñas a mi mamá, ambas me regalaron una sonrisa y dejé caer mi mochila al suelo para sentarme en el sofá junto a ellas.

—Llegaste temprano hoy.—comentó mi mamá mientras le daba una calada a su cigarrillo.

—No tuve clases a la ultima hora.—respondí mientras le acariciaba el cabello a mi hermana.

—¿Quieres pintarte las uñas?.—preguntó ella mostrándome el horrible esmalte rojo de mi madre y negué arrugando la nariz.

—No de ese color.—miré mis uñas admirándolas por un momento.—Deberíamos salir...—ella suspiró dejando el esmalte sobre la mesita.

—No tengo ganas V...

—Deberías salir.—habló mi madre apoyándome.—Necesitas aire fresco, despejarte un rato.

—Podemos ir al salón de belleza y hacernos las uñas.—alcé mis cejas y ella sonrió.—Vamos.—hice un puchero y la abracé dándole besos por la cara para molestarla.

—Ya, ya.—se levantó del sofá empujándome.—Me voy a cambiar.

—¡Día de chicas!.—hice una porra y mi madre se echó a reír. Luna negó arrugando la frente y le di una nalgada antes de que subiera las escaleras.

—Hoy ha estado más sonriente.—miré a mi madre y suspiró mirando fijamente las escaleras.

—Lo superará con el paso del tiempo, ella es demasiado fuerte.

—Eso nunca se supera, V.—posó su mirada en mi.—Nunca se olvida del todo...

—¿Por qué lo dices tan convencida?.—arrugué la frente.

—Porque a mí me pasó...varias veces, con tu padre.

Mamá nunca hablaba de estas cosas, ni de mi padre, ni de porque nunca conocimos a nuestros abuelos, de vez en cuando lanzaba un comentario, justo como lo había hecho ahorita, pero luego se callaba y se sumergía en su botella de alcohol.

—¿Quieres hablar de eso?.—expulsó el humo del cigarrillo y sonrió acariciándome el cabello.

—Tienes los ojos de tu papá...él era muy apuesto, encantador,ruidoso.—soltó una risita dándole la ultima calada a su cigarrillo antes de apagarlo contra el cenicero.—Cada vez que le decía que no, se enfurecía, me golpeaba y me tomaba a la fuerza.

ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋᴇʀ | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora