Era un espléndido día de primavera. Las flores brillaban con todo su esplendor a la luz del cálido sol. Suave brisa soplaba haciendo cantar los árboles y las plantas. Era una época maravillosa para mucha gente que creía en el amor y la felicidad.
Una de esas personas era la joven Katherine Jackson, una joven de 20 años, con un hermoso cabello medio ondulado y largo hasta media cintura, color caoba dorado, a juego con unos brillantes y atractivos ojos verdes.
Esa joven había viajado desde su pueblo natal a la capital para conseguir un trabajo de sirvienta en la famosa casa de los Sullivan.
—¡Ah! Ya he llegado al fin. —dijo la joven al ver desde la colina la gran ciudad rodeada de prados y campos sembrados—. Menos mal, pensaba que me había equivocado de camino.
Antes de ir hacia la capital, la joven Katherine Jackson se había informado bien de la familia a la que iba a servir cosa que cuándo llegara supiera bien sus costumbres. No había persona que no conociera a los Sullivan. Era la familia rica más poderosa y respetada de la región.
Nadie los odiaba, pero sí tenían enemigos de negocios, debido a que los Sullivan tenían las mejores tierras alrededor de la gran ciudad. Todos los campos, bosques y prados eran de la familia. Eran casi los dueños de la capital por su gran riqueza.
Katherine había tenido suerte de conseguir trabajo de sirvienta en esa casa lejos de su hogar, ya que se decía que no había puestos vacantes en ningún lugar, al menos no en el empleo que ella requería.
Pero, desde que el Conde Sullivan y su esposa fallecieron en un accidente, el único hijo de la pareja heredó su lugar como Conde, y había hecho ajustes en el servicio y otros negocios de la familia. El mismo dueño había insistido en contratarla, por supuesto debido a la gran belleza que tenía Katherine en comparación a las demás postulantes, además en la entrevista, Katherine había demostrado mucho temple y buenos valores que hicieron que el joven Sullivan después de pensarlo, decidiera contratarla.
Katherine tenía que darse prisa, ese día era el último para aceptar el trabajo, y aún le quedaba un largo camino, ya que la casa principal estaba más allá de la ciudad, al otro lado de donde estaba. Por suerte para ella, por el camino pasó un carro lleno de paja guiado por un granjero.
—¡Que suerte! ¡Oiga por favor espere! —llamó ella en alto. El hombre la oyó y detuvo el caballo—. Disculpe señor, ¿podría llevarme a la ciudad por favor?
—Claro, ¿a dónde vas exactamente? —preguntó el hombre que tenía una rama de trigo en la boca. Parecía amable y simpático.
—A la mansión Sullivan.
—¿A la mansión Sullivan? Eres acaso... ¿Katherine Jackson? ¿la nueva posible sirvienta del joven amo? —preguntó el hombre.
—Ehm... sí, la misma —respondió ella extrañada que supiera de eso.
—¡Vaya!, ¡vaya! ¡Has tenido suerte jovencita! —exclamó el hombre contento y animado— Soy Jon, y trabajo en los campos del joven amo Sullivan. Precisamente me dirigía a la mansión para llegar este cargamento.
—¡Ah, qué suerte tengo hoy! —exclamó la chica al oírlo—. Mucho gusto en conocerlo señor Jon.
—Solo Jon, por favor —pidió él algo tímido—. ¡Venga!, ¡sube a bordo!
La chica cargó su única maleta atrás y la puso sobre la paja, y se sentó junto a Jon, frente al único caballo que tiraba del carro. Agitando las riendas el animal empezó a caminar con paso apresurado, pero sin correr.
Durante el camino Jon explicó varias cosas a la joven para tenerla lista para lo que fuera a encontrarse en esa mansión. La chica le agradeció mucho.
Sentía que trabajar allí sería una buena experiencia, sobre todo si todos los que trabajaban allí eran así de amables.
El carro pasó por la calle principal de la ciudad. Para sorpresa de la chica, todos saludaban sonrientes a Jon, y esté les devolvía el saludo de la misma manera. Katherine se sentía algo tímida... ya que todos podrían pensar que era su novia o algo así.
Jon la miró y se rio al verla tan tímida. Le frotó la cabeza amigablemente para calmarla, la chica lo miró y en efecto, estuvo más calmada.
—¿Cuánto hace que trabajas para los Sullivan? —preguntó Katherine con curiosidad, para entablar una conversación.
—Puf... Desde que tengo memoria —respondió él sonriendo irónico—. Mi bisabuelo antes que yo empezó a trabajar en la familia, y así lo hicieron mi abuelo y luego mi padre. Muchos de los que trabajan allí son como yo. Familias enteras trabajando para una poderosa familia que ha vivido aquí desde tiempos largos.
—Vaya, es increíble... —exclamó Katy sorprendida—. En cambio, yo soy la primera forastera ¿verdad?
—Nah, no te preocupes por eso —animó Jon como si animará a un colega de partida—. La gente de aquí es buena con los forasteros. Te gustará vivir aquí, ya lo verás.
—¿Y el amo Sullivan? ¿Cómo es él?
—¿El joven amo Nathan Sullivan? —preguntó Jon sonando extrañado—. Mmm... Pues, no sabría que decirte. Hace pocos meses que se volvió el amo total de la casa y la fortuna de los Sullivan. Apenas entró en la casa, y sus órdenes son muy escasas. Tendrás que verlo por ti misma.
—Vaya, eso hace que esté más nerviosa —dijo Katherine abrazándose a sí misma.
—Tranquila. Los sirvientes que trabajan en la casa no han dicho nada malo de él. Es más, apenas se ha quejado del servicio actual. Dicen que es muy inteligente y amable a pesar de su edad.
—¿Qué edad tiene? Si puedo preguntar.
—Creo que está en los 25 años ahora. Es bastante joven, pero inteligente como su difunto padre.
Katherine se sorprendió de que fuera tan joven quien iba a ser su amo, pero ella lo era aún más. Tenía 20 recién cumplidos. Bueno, eso no importaba ahora.
La joven chica de cabellos caoba dorados se armó de valor y se animó a dar lo mejor de sí para impresionar a su nuevo amo y sus compañeros.
* * *
—Bien. Ya estamos aquí.
El carro finalmente había llegado a la mansión principal de los Sullivan. Realmente era una familia muy rica y poderosa. La mansión parecía un viejo castillo, pequeño, pero clásico y bien conservado.
Se notaba las reformas y mejoras, pero se había conservado su toque medieval.
Esa única casa, rodeada totalmente de prados y campos llenos de cultivos, se veía hermosa.
—Caramba... Es impresionante —dijo la chica con la boca abierta—. Es más, mucho más de lo que yo imaginaba.
—Je, je... No eres la única, créeme —dijo Jon con gracia y diversión—. Bueno, a partir de aquí tienes que seguir sola. Yo tengo que ir a los establos para alimentar a los animales.
—Si. Muchas gracias, Jon —agradeció la chica al bajarse y coger su maleta—. A Dios le doy gracias por haberme cruzado contigo.
—Je, je, no hay de qué. Ya nos veremos, y buena suerte.
El hombre agitó las riendas de nuevo, y se marchó con la mano despidiéndose de la joven con una sonrisa... Ella hizo lo mismo hasta que se perdió de vista la carrosa por un lado de la enorme casa.
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La Perfecta Sirvienta (Perfectas I)
Historical FictionKatherine Jackson es una chica humilde que desea tener un trabajo digno de sirvienta, como tuvieron sus padres. Consigue cumplir su sueño cuando es contratada en la Mansión Sullivan, la casa del Conde más poderoso y respetado de la ciudad. El dueño...