Vicenta
Llega el día. Llevo a Diego con sus maletas a la oficina de Mendiola. Él se lleva al niño a jugar un rato para que Frida y yo podamos hablar; ella me dice:—Mendiola me contó lo de Romero.-me dice seria.
—Sí, él fue el que te metió presa.
—Por llegar hasta ti. Por tu imbecilidad estuve más de cinco meses sin poder cuidar a mi hijo y ahora también se quedó sin papá.-me reclama, y me siento mal por la tristeza y rabia que se ve en su cara.
—Entiendo que después de saber todo me tengas rencor pero.-digo en voz baja
— ¡Pero nada! Si Daniel hubiese estado conmigo, nada de esto estuviera pasando ahorita. Ahora estaríamos felices en la casa como una familia: Daniel, nuestro hijo y yo.-me dice realmente molesta.
— ¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no me retuerzo de dolor cada vez que recuerdo que hoy Daniel está muerto, que hoy tu hijo y el mío están sin padre por mi culpa?-le digo alzándole la voz, con la voz entrecortada.
— ¿Tu hijo?-me die algo atónita.
—Sí, estoy embarazada. Tengo en mi vientre al hijo de Daniel lo que todavía no tengo mucha panza.
—Sí, algo se te nota pero ¿a dónde quieres llegar con esto?
—A que nuestros hijos son hermanos. Quería pedirte que por favor, me dejaras seguir en contacto con Diego.-le digo en tono suave
— ¿Qué? ¡Estás loca! Mi hijo no va a estar en contacto con la asesina de su padre ni con ese demonio que llevas en la panza.-me dice alterada.
¿Demonio? ¿Eso dijo? ¿Cómo se atreve a llamar así a una criatura que ni siquiera ha nacido? Su rabia es contra mí pero que no la agarre contra mi hijo. Acaricio mi vientre y pienso: está muy enojada conmigo y quiere lastimarme emocionalmente. Ella también es madre y sabe que lo peor que se le puede hacer a una madre es atacar a su hijo. Siento mucha rabia por eso ¿por qué siempre terminan pagando los inocentes por lo que hacen los culpables?
¡Pinche mundo injusto!
—Mira, mija, con mi hijo no te metas, él no te ha hecho nada pa' que le estés diciendo demonio y no sé qué tantas pendejadas, ¿estamos?-le digo mirándola con rabia y señalándola con los dedos.
—Para mi hijo, Daniel, tú y tu bastardo están muertos ¿te quedó claro?, no quiero que también me lo maten, me ha costado mucho criarlo y lo amo demasiado como para que me lo quiten por estar cerca de ti ¿estás claro?-me responde molesta.
—Como el agua.-le digo sintiendo el ardor en mis ojos que sé que luego serán lágrimas.
Agarro mi cartera y me voy de ahí, me subo en la troka y empiezo a llorar.
No puedo creer que no voy a volver a ver a Dieguito. Me estoy quedando sola: ya me quedé sin Daniel, me quedé sin Dieguito pero siempre me va a quedar mi bebé y pienso: para tocarle un pelo a mi Danielito, me van a tener que matar.
— ¿Estás bien, Chenta?-me pregunta Bebote con cautela.
Estoy harta de que todos vivan haciéndome esa pregunta cuando es evidente que no lo estoy. Todos se preocupan por mí como si me estuviera volviendo loca y la verdad es que eso ya me tiene harta.
—No, no estoy bien y tampoco estoy loca. Dejen de tratar de adivinar lo que me pasa porque no tienen ni la más mínima idea.-le digo harta de todos,
—Tranquila, Chenta, solo quería ayudarte a sentirte mejor. Que estés así no le hace bien al bebé.-me dice calmado
—Nadie ama a mi bebé más que yo y nadie quiere lo mejor para él más que yo. No voy a hacer nada que lo lastime ¿o ustedes creen que si?
—No quise decir eso.
— ¡Mejor ya cállate! Llévame pal rancho, necesito estar sola.-le digo desviando la mirada al desierto.
Sola con mi bebé; mi pedacito de felicidad que me dejó Daniel ¿por qué tuvo que pasar todo esto? ¿Por qué fui tan estúpida? ¿Cómo me dejé engañar?. Nunca me perdonaré la embarrada que hice con la vida de Daniel, y como le hago daño a mi pequeño
Llego a mi cuarto y me acuesto en nuestra cama. Empiezo a llorar abrazada a la foto de Daniel y a la camisa que usó el día de las lanchas, muchos me dijeron que la botara, pero yo no quise, esa camisa es parte de uno de los momentos más trágicos de mi vida, el cuál por el momento no logro superar.
Pasan cinco meses más
Hoy nació mi bebé, mi Danielito; están por traérmelo para conocerlo y amamantarlo por primera vez. Finalmente, Rosario me lo entrega envuelto en la mantita que le tejió doña Victoria.
Lo tomo entre mis brazos y mis ojos se inundan de felicidad pero también de tristeza; mi pequeño es idéntico a su papá: es güerito y tiene mis ojitos, es como Daniel lo soñaba. Mientras amamanto a mi niño, siento la necesidad de protegerlo, de que nadie le haga daño. Siento la necesidad de que sea feliz y lo va a ser.
Empiezo a pensar en Daniel y en ¿qué haría si estuviera aquí? Me lo imagino feliz, acariciándonos a Danielito y a mí. Estoy llorando pero ¿cómo evitarlo? Si mi gringo debería estar aquí hoy pero no es su culpa, sino mía. Me duele que se esté perdiendo de esto.
—Mi amor chiquito, mi poligringuito ,eres muy hermoso, te pareces mucho a tu papi, solo espero que ayudes a mami que-se me corta la voz y las lágrimas empiezan a florecer, siento manos en mis hombros, es mi familia, por lo menos los tengo a ellos para sostenerme, pero eso no me quita el vacío que dejó Daniel—ya que ahorita somos solo los dos, hasta que papi se despierte ¿si?
Mi bebé me sonríe, y eso me llena el alma, me da fuerzas para sonreír, es cierto que un hijo te cambia la vida, y uno empieza a vivir por y para él y hoy lo compruebo.
¿Qué si recién inicio? Sí, pero en su mirada, lo veo, voy aprender a sonreír aunque mi alma se retuerza de dolor, voy a refugiarme en él, porque es el regalo que me dejó Daniel Phillips para que nunca deje de sonreír.
Pasan dos meses
Me dedico cien por ciento a mi hijo. A veces Chayo me pregunta: "¿Vicenta, ya no tienes vida?" Yo le respondo que si tengo una, pero se la entregué a mi bebé. Desde que Daniel se fue lo único que puedo hacer para no sentirme tan mal, es pasar a lado de Danielito,a veces me sorprendo descubriendo que tiene rasgos o acciones, que a pesar de ser tan chiquito, me recuerdan a su padre.
De repente recibo una llamada y contesto:
—¿Bueno?
—Señora Acero, habla Jackson Smith, necesito hablar con usted y tiene que ser en persona.
¡Qué raro!, el agente no llama en estos días, en mi cerebro se instala una idea muy trágica y dolorosa, que ojalá no se cumpla, porque de tan solo pensarlo ya me va quitando el aire.
Ojalá y no sea lo que pienso. Ojalá...
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[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]
Fanfiction¿Has sentido la necesidad de regresar el tiempo y cambiar algo? Para Vicenta esto esta presente en todo momento, las ganas de volver y enmendar las cosas. De alguna manera,el tiempo se ha convertido en uno de sus peores enemigos. A pesar de que...