Vicenta
Sé que elegí bien porque el amor por Daniel nunca se fue,solo estaba guardado en una caja que con su llegada se abrió... siento un retroceso en los años, las tristezas menos tristes,las risas más fuertes.El amor se adueña de aquella habitación toda la noche.
Son las 6:00 de la mañana cuando me despierto él aún sigue dormido y yo lo observo dormir siento su respiración,su olor, siento como él me pega a su pecho y yo lo rodeo con mis brazos.
—Buenos días, Daniel—Le digo mientras le ordeno el cabello con mi mano que se enreda en sus hebras castañas claras, y unas cuantas rubias que aparecen de vez en cuando.
Él me regala una sonrisa y me da un cálido beso en la frente cuando me ve tán concentrada con su cabello.
—Buenos días, mi amor-Dice mientras acaricia mi mejilla--¡Wow! ¡No sabes cuánto te extrañé! ¿Sabes? Tengo miedo de que esto sea un sueño—Dice mientras me ve intensamente.
—No lo es, yo también lo pensé pero no lo es-Digo mientras le doy una sonrisa torcia-Esto es real—Le digo mientras pongo una mano en su pecho donde siento a su corazón latir desenfrenado.
—Te amo, te amo, te amo--Dice mientras se acerca a mi boca y me da un tierno beso.
—Yo también te amo con mi vida, Daniel, gringo, amor—Digo con una amplia sonrisa.
—Baby, pistolita—Dice siguiendome el juego.
De repente lo veo quedarse viendo hacia la ventana por un minuto,y se va de ahí se pierde entre sus ideas.
—Daniel—Le digo intentando llamar su atención.Pero él sigue sin dirigirme la mirada—Gringo—Lo llamo y paso una mano por su rostro para ver si así me escucha pero esto no da resultado.
Daniel aún así sigue sin responder, lo cuál me empieza a asustar, por su antigua condición.
—¡Daniel!—Le digo mientras muevo su mano derecha.
—¿Qué? Dime—Dice pestañando rápidamente.
—¿Qué te pasa, mijo?—Le digo muy preocupada con que algo vaya mal de nuevo entre los dos.
—Tengo miedo de que aún no estés segura y pues te termines quedando con el otro y perderte—Dice con una sonrisa apenada.
Me permito reirme un poco de lo que dice, pues me da ternura que piense en mí y el cierto miedo que tiene a perderme, giro su rostro y lo pongo cara a cara con el mío.
—Tú siempre me decías que mis ojos te decían la verdad y pues ¡míralos bien! Porque estoy segura de esto y no me vas a perder. Me voy a quedar contigo—Le digo mirándolo e intentando no pestañear tanto, era mi forma de demostrarle lo que siento.
—Te creo, pero me encargaré de que no haya dudas de eso -dice y me da un rápido beso en los labios- ¿te confieso algo?—Dice levantando una ceja.
—Dime—Le respondo con una sonrisa.
—Hace años, cuando me había enterado de que Diego es mi hijo, vi que tú y yo teníamos un problema con nombre y apellido. Yo tuve mucho miedo, demasiado. Tenía miedo de que te decepcionaras de mí y perderte por mi pasado. Me arrepiento como nunca de lo que hice porque cuando no me hablabas, cuando me ignorabas, yo tenía miedo de perderte; no lo soportaría porque desde que llegaste, mi vida tiene felicidad.-Dice mientras juega con mi cabello lentamente-Si tu me dejabas ella se iba contigo. De hecho, una vez tuve una pesadilla: soñé que terminamos y tú me dejabas de hablar y para no verme, te ibas a España a vivir. Soñé que te veía partir en una avión y fue horrible—Dice sacudiendo su cabeza.
—Daniel ¡mírame! Y dame tu mano-tomo y beso su mano-Yo te amo y si no me enamoré de nadie en estos seis años, menos lo voy a hacer ahora que regresaste como un torbellino de amor a mi vida.
-Le digo con una sonrisa, no me gusta que dude tanto. Me besa y me sigue acariciando con suavidad.
—Gracias por esto—Me dice con una sonrisa de oreja a oreja ¡Ay Daniel !¡Quién te entiende!
—Oye, gringo—Le digo golpeando su hombro.
—Dime—Dice tranquilo.
—¿Le vamos a decir a Danielito?—Digo con una sonrisa en mi mente.
—Yo creo que sí. Él se merece tener la familia que le quitaron, aunque no fueron tan poderosos porque estoy vivo y dispuesto a retomarla—Me dice muy feliz.
—¡Aww! Eres el mejor, Daniel—Digo enternecida y girando un poco mi cabeza, si parezco una chiquilla de 16 años, pero no me importa.
—Lo sé, lo sé, soy lo mejor que le puede pasar a alguién--Dice levantando sus hombros,y yo me río por eso para luego acercarme a su boca.
Y así me quedo con él sabiendo que juntos, vamos a poder con todo porque el amor es más fuerte..Luego de un tiempo salimos del cuarto y vamos con Danielito. Daniel tiene que ir al baño mientras yo me quedo parada en la puerta del cuarto de mi niño lo espero para despertarlo juntos pero mi bebe nos gana.
—Me ganaste hoy, príncipe—Digo mientras me acerco a su cama, Danielito tiene su carita de recién despertado.
—Mami ¿cómo amaneciste?—Me dice mientras se saca las lagañas de sus ojitos.
—Muy bien ¿y usted?—Le digo con una gran sonrisa.
—Con una duda, no me había atrevido a preguntarte pero—Dice medio tímido y yo le tomo la mano para transmitirle confianza.
—¿Deseas saber con todas tus fuerzas?—Le digo levantando mi ceja.
—Si.
—A ver, dígame—Le sonrío muy tranquila.
—Aunque tú te escondías, yo te veía llorando por mi papá y cuando él apareció, yo pensé que ibas a dejar de llorar y que ibas a sonreír como dice tío Chava que lo hacías—Dice en voz bajita.
—Mi amor, las cosas no siempre son como uno las espera—Digo intentando explicarle mi actitud cuando recién regresó su padre.
—Ya... pero hoy te veo distinta, alegre, como nunca—Me dice mirandome a los ojos, como si me estuviera analizando.
—¿Se me nota tanto la felicidad?—Le digo muy alegre.
—Un poco, es que tienes una sonrisa bella hoy, mamita—Me dice meintras me acaricia el cabello.
—acaricio su rostro-Eres igualito a tu papá ¿lo sabías?—le digo admirando a mi hijho y como me recuerda a Daniel, eso antes me "torturaba" pues ese niño hermoso me recordaba que por mi culpa perdí a Daniel y le arrebate la felicidad a su hijo, pero ahora ya no.
—Se lo decías a su foto—Dice rápidamente, lo cual me deja fría.
—¿Cómo sabes eso?—Digo pestañeando rápidamente, se supone que estaba dormido.
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[1] Cenizas de un lazo de Acero [Señora Acero: la Coyote]
Fanfiction¿Has sentido la necesidad de regresar el tiempo y cambiar algo? Para Vicenta esto esta presente en todo momento, las ganas de volver y enmendar las cosas. De alguna manera,el tiempo se ha convertido en uno de sus peores enemigos. A pesar de que...